"Cuando sonó el teléfono, estaba en la cocina con una olla de espaguetis al fuego."
Sé el momento exacto en el que Murakami me echó de su libro y ya no volví a leerlo con tanta intensidad como al principio.
Acepto su universo, entre la realidad más cruda y lo mágico, pero para mi gusto en este caso no ha estado demasiado bien integrado. Hay una parte que me ha apasionado, hay otra parte que incluso en ocasiones ha llegado a aburrirme.
Así que al final el balance es de fifty-fifty, con muchas cosas buenas por los que recomendarlo y otras no tan chulas que dan para pasar página. En fin, este es mi sabor de boca, una mezcla entre dulce y amargo que da la impresión de ir variando según el día.
Traducción: Lourdes Porta y Junichi Matsuura