Revista Opinión
Excusenme por mi castellano, pero que maldita hambre se me metió ayer. Hacía tiempo que no me sentía así. Es como una película que ví en el 1999 con Guy Pierce, "ravenous". Dios, podía comerme una gente.
Hace ya mucho tiempo que sé que para eso de las cinco o las seis de la tarde, cuando termino de trabajar, tengo que tener algo que comer porque si no me duele la cabeza, me tiemblan las manos, me pongo de mal humor... y todo por el hambre. Así es que siempre llevo frutas al trabajo para ir comiendola mientra voy de camino a casa. Pero ayer, la haraganería mañanera era tan grande que no preparé nada para picar y cuando salí del trabajo a las seis, el hambre me comenzó a atacar. Señor, pero que le dé hambre a una es normal, pero no de la forma que me da. No podía ni abrir los ojos de lo mareada que me sentía.
Mientras caminaba las dos cuadras que luego de bajar del metro me separan de casa, estuve tentada en entrar en uno de los 20 restaurantes que se encuentran en mi calle y simplemente comer hasta explotar, a ver si así termino con el hambre de una vez por todas. Por suerte, no traía suficiente dinero (una de mis tácticas para no comer) y con los míseros cinco dólares que cargaba me compré un paquete de uvas en un puesto una cuadra antes de mi casa.
En la película "Ravenous", pasan tanta hambre que terminan comiéndose unos a otros. Por eso la película dice "you are who you eat" (eres quien comes). Eso me hace pensar que si soy de la forma que como... ayer era un elfante. Porque así es como me veía comiendo uva tras uva. ¿Qué forma desmedida de comer es la mía?. En una simple cuadra ya me había comido la mitad de la bolsa de uvas; así sucias, sin lavar. Tenían como una ceniza blanca que las cubría (vaya usted a saber qué) pero no me importó. En ese momento solo quería comer y si cogía una ameba o algo por el sucio de las uvas... mejor. Así después podía defecar el exceso de las mismas.
Por otro lado debo decir que me siento orgullosa de mi misma. No caí en la tentación de comprar pizza o alguna otra cosa... (bueno, con qué plata?). Lo que sí es que me comía las uvas como un puro animal. Hasta verguenza me dió que las personas que pasaban me vieran comer de esa manera.