Revista Ciencia
Crónica Nº 2: Se cierra el país hasta nueva orden
Van cerrando las grandes superficies de alimentación y productos varios, los restaurantes, todo tipo de acto cultural y deportivo. Las gentes compran ingentes cantidades de comida, detergentes y papel higiénico. Las autoridades recomiendan (están a punto de ordenar tajántemente) quedarse en casa (el que tenga una propia o residencia de algún tipo) Las gentes huyen a escape de las grandes ciudades hacia villas y pueblos expandiendo la epidemia por todo el país.
Oleada de miedo barriendo todo el territorio, se impone el uso de guantes para salir de casa y guardar las distancias en las relaciones personales. (Ha caído en picado la venta de preservativos y otros métodos de evitar el contagio de enfermedades venéreas, por cierto)
Los astrónomos no dejan de encontrar nuevos mundos extra-solares e incluso están descubriendo nuevas lunas en los planetas de este sistema solar; por ejemplo una pequeña luna en el planeta Mercurio, pero la oleada de miedo hace a las personas mirar al suelo en vez de al cielo y perderse el prodigioso espectáculo celeste de estas fechas. Papel para el water en vez de teleobjetivos para observar y hacer tomas del cielo, andamos como cojón de foca por la vida, ¡pero con mascarilla, oiga!.
Las ciudades se desploman convertidas en inmensos campos de reclusión. Los pueblos sin recursos tienen que acoger personas como si fuesen refugiados de una guerra en el Oriente Medio. Muchos ciudadanos descubrirán a partir del día de la fecha el inmenso alegrón de escuchar la llamada de la furgoneta del panadero o del frutero parando en el lugar, y la bendición de la visita del cartero.
A los chinos les tocó la china de tener que ser pioneros en esta aventura espacial, sí, espacial, pues este planeta, como tantos otros no deja de ser una nave espacial. A ver si comenzamos a visualizarlo, amigos.
Daniel Paniagua Díez