Crónicas del Campo Santo Nº 20
Impávidos asistimos a un experimento que ya se realizó en la Alemania Nazi utilizando a la policía: derogar todos los derechos humanos recogidos en la Constitución Española con escusas espurias. Adelantar el "toque de queda" militar a las 20,00 horas, para que la gente no pare a tomar algo en un bar cuando salga de trabajar. Los restaurantes cerrados, la vida social clausurada, la cultura en las alcantarillas o evaporada, y así nos quieren tener hasta finales de marzo, cuanto menos. ¡Y más pinchazos!
En cambio a nadie se le ocurre pensar que este país debería regresar a su huso horario natural, ¡no señor! Tenemos que funcionar con el alemán. ¿Cuándo les amanecerá la inteligencia?
Cuantos más pinchazos pongan habrá más "positivos", más infecciosos, más infectados. A más estabulados, más fallecidos, (por la cuenta de la vieja te sale fácil que a más pinchazos... más de lo mismo) Y que no regrese la gripe que nos inundó en octubre y noviembre pasados, que entonces la cosa irá a peor.
¡Sube la ola! Pues hacer surf, amigos.
La gente, en especial los jóvenes, deberían alimentarse mejor, evitar la comida basura que encargan para que se la lleven a casa; y si se notan bajos de moral, en esas ocasiones, tomar suplementos de vitaminas y oligoelementos (Sigan siempre los consejos de su farmacéutico de confianza)
Una buena vitalidad es la mejor de las defensas corporales y tomar el sol cuando sea posible es casi mano de santo en estos días invernales.
A la nueva generación de Homus Estabulatus le quedará el pelear con un estado atrabiliriario, impersonal, maquinal, y de profunda indignidad personal. La Constitución Española es desde hace meses "papel mojado", y nuestros derechos fundamentales han sido suprimidos. El Primero, firmante de ella, está refugiado en... no sé dónde; nadie defiende ni la ley ni el reino en estos días. Apesebrados los que mandan, y estabulados los contribuyentes. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir así?
¿A quién beneficia esto que estamos pasando? Pregunto.
Daniel Paniagua Díez