Revista Viajes

Crónicas Lusas, Lisboa II

Por Orlando Tunnermann


CRÓNICAS LUSAS: LISBOA II
ASCENSOR DE SANTA JUSTA, VISTAS PANORÁMICAS
Hay mucho que contar en mi periplo luso. Sigo en Lisboa, enfrascado en el encanto de la Rua Santa Justa, donde tomo un ascensor para deleitarme con panorámicas excelsas de la ciudad.
El habitáculo está revestido de madera, parece anacrónico, como de novela de Ágatha Christie… parece el ascensor cautivo dentro de una esbelta torre gótica de gran belleza, diseñada por Mesnier de Ponsard en el año 1902. Parece una pieza museística…
Desde las alturas columbro e imagino un tropel de viandantes en torno a la animada Rua dos Sapateiros, o en dirección al castillo de San Jorge, al otro lado de la calle, espiando la noche desde el promontorio de una colina señera.
Desciendo del ensueño de las altitudes dejando atrás un reguero humano que hace cola para tomar el ascensor. Me dirijo ahora a la imprescindible Plaza de Pedro IV, generosa en espacios abiertos y bizarría monumental.
Se me van los ojos hacia el flamante pináculo que sostiene la estatua enhiesta del monarca. Detrás, iluminado como una tea encendida, el soberano y magnífico Teatro Nacional y unas fuentes que se me antojan honoríficas por su esplendidez.
Es un deleite proseguir por la Plaza Joao da Cámara y detenerse ante la formidable estructura de la estación de trenes de alucinante ornamentación. Si viajamos en metro, podemos apearnos en la bonita estación Restauradores. Saldremos a la animada e interesante Rua Primero de Dezembro, con su magnífico pináculo honorífico que evoca la restauración de la república.
CRÓNICAS LUSAS: LISBOA IIESTACIÓN DE TREN
Tiendas caras, gente entreverada como un ejército de almas perdidas en la gran urbe, locales de comida, suntuosidad y fachadas “recién bruñidas”, todo ello se concita en un crisol de elegancia atildada y renovación en la ancha Avda da Liberdade.
Nada que ver en todo caso con la faz demacrada y laberíntica del añoso barrio de Alfama. Del árabe “Alhama” (“manantiales de agua caliente”), es el área más antigua de Lisboa. Proviene el vocablo de las fuentes termales que se descubrieron en la zona de Largo das Alcançarias.
Se trata de una zona recoleta y pobre de la ciudad con antecedentes visigodos y judíos, plagada de “becos y travessas” o lo que es lo mismo, callejuelas angostas que conforman un laberinto zigzagueante de ruas empinadas y empedradas como la Calçadinha de Sao Miguel o Largo de Sta.Lucía, desde el cual podemos deleitarnos con fantásticas panorámicas.CRÓNICAS LUSAS: LISBOA IITÍPICA RUA LISBOETA EN EL BARRIO DE ALFAMA


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