Ya no supone ninguna novedad crear una serie de televisión a partir de libros, tenemos cientos de ejemplos: True Blood, Gossip Girl, Pretty Little Liars y un largo etcétera. De hecho, la literatura juvenil parece estar encontrando en la pequeña pantalla un excelente medio de difusión.
Las Crónicas Vampíricas de L.J. Smith son una de tantas sagas literarias que han acabado convirtiéndose en producto televisivo, aunque con una peculiaridad: en este caso la serie ha cobrado vida propia y ha dejado atrás a los libros, creando sus propios argumentos, personajes y tramas.
Las novelas, no muy extensas, cuentan la historia de Elena Gilbert, la típica chica americana muy popular, rubísima, guapísima y a la que todos los chicos persiguen. Su vida se ha venido abajo tras la muerte de sus padres en un accidente de coche, ahora vive con su tía y su hermana de cuatro años, e intenta superar el trauma con la ayuda de sus mejores amigas Bonnie y Meredith, a pesar de que su enemiga Caroline se empeñe en hacerle la vida imposible. Todo cambia cuando llega al pueblo (Fell’s Church) Stefan Salvatore, un vampiro que no quiere alimentarse de humanos y que queda fascinado ante el parecido de Elena con Katherine, la vampiro que les convirtió a él y a su hermano Damon en lo que son. Stefan evita a Elena para no hacerle daño, sin embargo, ella se empeña en conseguirle cueste lo que cueste.
En la serie encontramos muchas diferencias con los libros, especialmente en el aspecto físico de los personajes, su carácter o que algunos de ellos simplemente desaparecen en favor de otros nuevos, algo que no ha gustado a todos los fans de la saga. La trama, que en un principio seguía el argumento literario, se ha ido apartando más y más de la historia original; en mi opinión para bien, ya que de unos libros bastante cortos y con poca historia, se ha creado un complejo universo que puede dar mucho de sí.
Por otra parte, el gran acierto de la apuesta televisiva frente a la literaria ha sido el personaje de
Damon Salvatore, interpretado por Ian Somerhalder (Perdidos, Smallville). De un personaje que se insinúa como una mera presencia en el primer libro de la saga, Despertar, que es básicamente malo y al que no vemos nunca, pasamos a un vampiro sexy, atormentado por un desengaño amoroso, capaz de lo mejor y de lo peor, y que se disputa con su hermano el amor por Elena. De hecho, la autora ha publicado ya una nueva saga que se centra en este personaje, en el que encontramos muchas similitudes con el que fue creado para la pequeña pantalla.
Parece que de momento, tanto en televisión como en lecturas, tenemos Crónicas Vampíricas para rato.