De vez en cuando preparo estas croquetas que vi en una revista hace muchos años y siempre han resultado un éxito. Sientan bien tanto frías como calientes, y se pueden combinar con una salsa dulce, como la de fresas por ejemplo, y entonces es que te mueres de gusto.
Son perfectas para los principiantes porque ya digo, siempre salen bien, y es un buen entrenamiento para las croquetas de bechamel, que para mi gusto son más difíciles de conseguir el punto.
Necesitamos:
- 6 latas pequeñas de atún
- 12 quesitos de los de triángulo
- pan rallado
- perejil
- ajo molido
- aceite para freír
Podemos hacer más cantidad o menos, por supuesto, pero siempre respetando la proporción de una lata de atún por dos quesitos para que la masa nos quede de la densidad adecuada.
Colocamos el atún bien escurrido de aceite en un bol y mezclamos con los quesitos. Podemos usar la mano y acabaremos más sucios, pero más rápido.
Una vez que tenemos la masa bien homogénea, hacemos bolitas de unos 2-3 centímetros de diámetro.
Preparamos una mezcla de pan rallado con perejil y ajo molido y rebozamos las bolitas en ella. Una vez estén todas rebozadas metemos en el frigorífico un par de horas.
Cuando vayamos a freírlas, las rebozamos una segunda vez y las echamos a la sartén con aceite muy caliente. Las hacemos rodar para que se doren por igual en toda la superficie.
Quedan riquísimas.