¡Último domingo de mes, Calderer@s!
Hay que ver qué rápido pasan los meses. ¡Aquí tenemos el primer Asaltablogs del 2015!
Este mes le tocaba el turno de ser saqueado al blog de Isa Azúcarglass. Pero no os penséis por el nombre que va a ser todo dulce, ¡que va! ¡allí encontraréis de todo!
De hecho, nosotros nos hemos animado a llevarnos esta delicia salada para aprovechar el queso gorgonzola que nos sobró de las endivias con salsa de yogur y gorgonzola. Unas riquísimas croquetas de champiñones y queso azul que enamoran.
Ingredientes: (para unas 20 croquetas)
- 1 cebolla
- 3 champiñones
- 30gr de queso gorgonzola
- 6 cucharadas colmadas de harina
- 500ml de leche
- 1 huevo
- pan rallado
- nuez moscada
- aceite de oliva
- sal y pimienta
Elaboración:
Tenemos que tener en cuenta, que las croquetas no podemos hacerlas en el mismo momento que las queramos consumir, sino que hay que prepararlas con antelación, pues hay que dejar que se enfríe la masa para poder trabajarla.
Lo primero que hacemos es picar lo más finamente posible la cebolla y los champiñones.
Después, en una sartén con unas cucharadas de aceite de oliva, ponemos la cebolla a pochar a fuego lento.
Cuando esté transparente, añadimos los champiñones, y cocinamos lentamente hasta que pierdan todo el líquido que suelten.
Es el momento de incorporar la harina, de poco en poco, cucharada a cucharada, mientras removemos enérgicamente para tostarla un poco. Es importante que se tueste, pero sin llegar a quemarse, pues arruinaría el sabor de la bechamel.
Incorporamos la leche (yo la he usado fría) poco a poco, sin parar de remover, añadiendo un poco más conforme el guiso la vaya absorbiendo. Tenemos que remover durante un buen rato, para que la bechamel vaya espesando, (se nos cansará el brazo seguro, jeje).
Cuando la bechamel vaya tomando cuerpo, es el momento de añadir el queso gorgonzola (o el queso azul que hayamos elegido) en trocitos, y seguir removiendo pacientemente para asegurarnos de que se derrite y se mezcla con el resto de la bechamel.
Un poquito antes de dejar de remover, salpimentamos la bechamel a nuestro gusto y le añadimos también un poquito de nuez moscada rallada.
Y…¿Cómo sé cuando tengo que dejar de remover? He aquí este truqui materno, de mi madre, vamos (podéis visitar su blog aquí). Cuando al remover con la cuchara veáis que la salsa se despega completamente de la sartén y esta queda limpia, y en la cuchara la salsa es más bien como una masa, ya podemos dejar de remover, apagar el fuego y retirar la sartén.
Es el momento de pasar la masa a un recipiente para dejar que se enfríe, uno que por ejemplo, podamos guardar en el frigorífico si no vamos a liar las croquetas en cuanto se enfríe.
Cuando la masa haya dejado de humear la cubrimos con film o con la tapa del tupper y la dejamos reposar para que se enfríe.
Pasado el tiempo necesario para que se enfríe la masa, ha llegado el momento de liar las croquetas, (¡el momento de la croquetización! :D )
Con la ayuda de unas cucharas vamos cogiendo un poquito de masa cada vez y dándole forma de croqueta.
Cuando tengamos toda la masa hecha bolas, batimos un huevo en un plato, y en otro plato ponemos un poco de pan rallado. Una a una, vamos pasando las bolitas primero por el huevo y luego por el pan rallado. Una vez que las tengamos emborrizadas, veremos que es más fácil darles una forma más homogénea, y podemos, por ejemplo, achatarle las puntas.
En una sartén ponemos suficiente aceite de oliva como para que cubra por lo menos la mitad de la croqueta, y lo calentamos hasta que casi empiece a humear. Es el momento de freír las croquetas hasta que queden bien doradas por todos los lados.
¡Y ya están listas para devorar!
Porque os aviso que eso es lo que haréis con estas croquetas. No os las comeréis, ¡las devoraréis!
Realmente ha sido un placer asaltar a Isa de Azúcarglass.
¡Que aproveche, Calderer@s!
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