Revista Viajes
Cada vez me resulta más complicado encontrar cruceros que encajen en nuestras preferencias y gustos, y que además ofrezcan rutas inéditas que nos resulten exóticas y atractivas, y en último término que sean asequibles a nuestra economía. En este caso Holland America Line diseñó el año pasado por primera vez una ruta que facilitaba (y mucho) tener un primer contacto con varias ciudades malayas además de realizar una primera incursión en el, hasta hace bien poco, hermético país de Myanmar, la antigua Birmania. En el caso de Malasia hubiera sido necesario tomar varios vuelos para conocer sus ciudades, con el engorro y trajín que conlleva esos numerosos vuelos y desplazamientos y esperas en aeropuertos. Y como colofón final a una excepcional ruta una rápida visita a la isla tailandesa de Phuket y dos noches en la maravillosa y adorada Singapur. Y por si no fuera poco, Holland America eligió uno de sus mejores barcos para navegar por el sudeste asiático, el ms Volendam, un barco elegante con unas instalaciones que encajan a la perfección con nuestros gustos y carentes de elementos superfluos. Gustos que por otra parte pasan por huir de esas enormes moles flotantes atestadas de pasajeros, con amplias dosis de impersonalidad y aspiraciones de parques temáticos, y que tan de moda parecen estar hoy en día. Un concepto de lo que debe ser un crucero de placer que se mueve en la antítesis de nuestras preferencias. El año pasado se nos escapó este precioso crucero, pero este año ya no estuvimos dispuestos a dejarle escapar, y desde hacía unos meses ya adquirimos los vuelos para poder hacerlo realidad. Una ruta en la que pocas compañías se están adentrando (compartimos puerto en Myanmar con el Seabourn Sojourn) y que complementamos con una post estancia en Singapur y unos días en Dubai.
El embarque en la Singapur Cruise Centre de Harbourfront resultó ágil. Tras rellenar los preceptivos cuestionarios de salud, asentimiento de los visados de Myanmar y demás papeleos, en apenas unos minutos ya teníamos en nuestro poder las tarjetas identificativas y nos encontrábamos abordando el Volendam. La verdad que los procesos de embarque en Holland America siempre nos han resultado relajados y se han llevado a cabo con celeridad. La impresión al entrar al atrio principal es la familiaridad con su hermano mellizo el Zaandam, salvando los detalles propios decorativos. Pero lo primero era lo primero y más viendo la hora que era, alrededor de las dos de la tarde, así que fuimos a dejar el equipaje de mano en nuestro camarote para más tarde ir a comer al bufé del Volendam. En esta ocasión nuestro camarote elegido fue un exterior confort con ventana panorámica situado en la cubierta dos del barco, en una zona tranquila alejada de los ascensores y de las temibles vibraciones de las hélices y que sería nuestro rincón de paz y descanso a lo largo de quince días.
La experiencia propia de este crucero en el Volendam estuvo en una línea muy similar a los anteriores que hemos realizado con Holland America en prácticamente todos los aspectos. La atención y el servicio por parte de la tripulación facilitó mucho que pasáramos unos días inolvidables abordo del Volendam, siempre con una sonrisa o unas amables palabras dirigidas hacia nosotros. Es de agradecer y sobretodo hay que valorar ese esfuerzo diario que realizan para hacernos nuestra estancia inolvidable. Con el paso de los días llegas a conocer y conectar más con algunos de esos camareros de nuestros bares favoritos, aquellos en los que pasábamos nuestros últimos momentos tomando una copa antes de retirarnos a dormir. Recuerdo con cariño especial sobre todo a un par de chiquitas filipinas que nos servían en la discoteca del Crow´s Nest con las que pudimos charlar y reírnos con sus locos bailes al son de la música. Son de las cosas que traes con cariño para casa.
El Crow´s Nest ejerce de salón diurno y de discoteca por las noches
La gastronomía es otro de los aspectos donde Holland America destaca por encima de otras navieras, y en el Volendam no iba a ser menos. Más si cabe, si para nuestra sorpresa, coincide que el "executive chef" es el mismo que conocimos abordo del Zaandam tres años atrás. Si, resulta que Peter Kofler estaba embarcado en el Volendam, y además también nos recordaba de aquel crucero, así como cabía esperar hemos disfrutado, y mucho, del capítulo gastronómico. Tanto la comida mexicana de la zona de piscina del Lido, como el propio bufé del Volendam y por supuesto la servida en el magnífico y elegante comedor principal a la carta "Rotterdam" estuvo a la altura de las expectativas que siempre llevamos cuando embarcamos en Holland America. Y con razón si el encargado de todo el tinglado gastronómico abordo era nuestro amigo Peter. Capítulo a parte merece el soberbio restaurante Pinnacle Grill, sin duda uno de los mejores restaurantes abordo de cualquier barco que navegue por los mares, en el que resulta imprescindible pasarse al menos una vez por crucero. Para los que gusten de la cocina italiana elaborada con pasta fresca y una buena selección de antipastos deben reservar en el Canaletto.
En el capítulo que atañe al entretenimiento, los que hemos navegamos ya en varias ocasiones con Holland America sabemos que se mueve en el terreno de la discreción. Una orquesta que ameniza los días en la discoteca antes de que le toque el turno al Dj, un dúo de piano y violín que interpreta piezas de música clásica y que en esta ocasión ha sustituido al habitual cuarteto de cuerda, el cantante de voz rota acompañado de su guitarra y el exitoso e imprescindible "piano-man", todo un clásico en Holland. Sin duda el rincón más solicitado de todos los bares del Volendam, y donde resulta complicado encontrar un hueco libre. Además de los espectáculos del teatro, sin sorpresas y al estilo de los musicales de Broadway, con algún artista invitado entre medias. A pesar de que resulta difícil que los montajes de los musicales puedan sorprender a los que ya poseemos un amplio bagaje en viajes en crucero, y aún más en un barco del reducido tamaño del Volendam, si que nos llevamos una grata sorpresa esta vez debido al magnífico montaje que el equipo del teatro con los bailarines y los cuatro cantantes a la cabeza del espectáculo nos brindaron una de las últimas noches. Además los espectáculos se complementaron con actuaciones de artistas locales y grupos de danzas étnicas en los puertos donde pernoctamos o zarpamos ya de madrugada como Yangón en Myanmar o Kuala Lumpur en Malasia.
Como resumen, una nueva y gratificante experiencia en Holland America, donde nuevamente hemos podido navegar en una clase de barco que nos encanta. El Volendam es un gran barco de tamaño medio, con un estupendo ratio entre pasajeros y tripulación de 2 a 1, en donde las palabras colas, apreturas y masificación no son aplicables a nuestro vocabulario abordo, donde resulta fácil encontrar tumbonas libres, mesas desocupadas en el bufé, nadar solitariamente en sus piscinas o pasear tranquilo por sus despejadas cubiertas de madera de teca. Su estado de conservación es más que adecuado para sus ya largos 16 años de navegaciones, y donde después de la última reforma a la que fue sometido hace un par de meses sus zonas comunes han ganado mucho con los nuevos espacios de "The Mix". Y si a esta ecuación sumas un barco tan estupendo con una ruta verdaderamente exótica, original y sorprendente el resultado final no puede ser mejor.....un viaje maravilloso.
Y ya para finalizar un breve paseo en forma de instantáneas fotográficas por las estancias más destacadas del ms Volendam, un barco elegante con un servicio atento y una buena gastronomía.
El sobrio atrio central
Ocean Bar
Casino del Volendam
El nuevo área creado tras la reforma en astillero del Volendam. Una zona con tres ambientes diferenciados y presididos por tres bares específicos. Estas zonas son diferenciadas físicamente por sutiles separaciones que no entorpecen la sensación de amplitud creada. Se le ha denominado the Mix
Spirits & Ales
El martinis bar, especializado en cócteles
El Piano Bar, un clásico en Hal
La fragancia de las espectaculares macetas florales es perceptible a metros de distancia
El salón Explorers Loungue también ha sido remozado con un mobiliario poco afortunado en el que no apetece parar, salvo en las horas de los conciertos de música clásica. Por supuesto, y como casi siempre que se juzga elementos estéticos, no dejan de ser apreciaciones y gustos personales.
Explorations Cafe y biblioteca del Volendam
El elegante restaurante Pinnacle Grill
El restaurante principal Rotterdam preparado para la cena de gala
El bufé Lido
El spa the Greenhouse con sus suite termal
La zona de piscina de agua dulce del Lido central junto a los jacuzzis de agua caliente. Acoge también el bufé de comida mexicana, los puestos de hamburguesas y perritos calientes y el bar de la piscina Lido.
La formidable zona de piscina de popa del Volendam, ésta se renovaba cada noche con agua de mar
El placer de pasear por las estupendas cubiertas de teca