Revista Opinión

Cuaderno de Bitácora de la Crisis: Julio Anguita: ´España es un país asustado y engañado´

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22
Cuaderno de Bitácora de la Crisis: Julio Anguita: ´España es un país asustado y engañado´  El histórico líder de IU y del PCE Julio Anguita ha escrito «Conversaciones sobre la III República» junto a la periodista Carmen Reina. Es un libro programático que el viernes presentó en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Un texto de esperanzas y desalientos. Unas reflexiones entre la utopía y la cruda realidad. Cuaderno de Bitácora de la Crisis: Julio Anguita: ´España es un país asustado y engañado´
-¿Cómo vislumbra la III República?

Con mucha moral y gran dosis de realismo que es hijo de los trece años que vengo exponiendo estas ideas ante organizaciones, en conferencias, debates y propuestas de alianzas. He recibido muchas felicitaciones, pero no se traducen en nada en la práctica.
-¿Por qué?  Es uno de los dramas del republicanismo que recorre el país. Todo se reduce a agitar la bandera tricolor, a hablar de la II República y de lo malo que fue el fascismo con ella pero, de verdad, no veo esfuerzos por un proyecto concreto de III República.
-¿Un bucle de simpatías y apatías?  Es lo cómodo. Y permítanme que lo diga así. Lo cómodo son las conmemoraciones y los ritos. Hay una especie de incapacidad por comodidad. Nadie se plantea la construcción de alternativas. Esta crítica vale para buena parte del pueblo español en general y para bastantes sectores de la izquierda. Abundan la consigna, el grito, el panfleto, la pancarta y la acción minoritaria. Pero la posibilidad de sentarse a unificar propuestas en torno a objetivos comunes no encuentra arraigo.
-Con la crisis quizá muchos piensen que más cornás da el hambre, así se centran en los garbanzos escasos y pasan de otras cosas.  Me parece muy bien. La izquierda debe asumir la situación, pero no autoengañarse. Si la situación no está para una república, que se diga. La idea republicana no debe servir para el revival ni el ataque a la monarquía y a la persona que la encarna. Y que conste que no soy un defensor del rey, pero son tiros que se disparan equivocadamente.
-¿Cómo es su república? Francia, EE UU y Cuba lo son, pero bien distintas entre sí.  En la III República debe ser central la aplicación de los derechos humanos y de la Carta de la Tierra. Deben ser desarrollados en un texto constitucional y asumidos. Y, además, hay que contar con una fuerza social capaz de hacerlos cumplir.
-¿Qué fuerza?  Distingo entre Constitución material y formal.
-A ver...  La formal es el texto, sus artículos. La material es el conjunto de fuerzas y poderes que hacen posible que se cumpla la formal. La ciudadanía debe convertir en Constitución material los derechos humanos y la Carta de la Tierra.
-¿Laicidad? La laicidad, la total separación de la Iglesia y el Estado, está fuera de toda duda. Asimismo, la idea de una democracia radical es clave. Debe llevarse a las leyes, a la incompatibilidad de cargos públicos y a la transparencia. Lo fundamental es que en la III República la economía deberá estar subordinada a las directrices políticas. Sin eso nada se puede desarrollar.
-¿Y el mercado? El mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido deben ser considerados en función de los derechos humanos. Necesitamos una economía basada en la demanda y no en la oferta.
-¿Una República pacifista? Respecto a la paz hay que revisar la política española. Sé que es difícil, no se me ocultan los problemas. La paz no es sólo la ausencia de guerra. El concepto de seguridad es civil, no militar. Una sociedad es segura si tiene trabajo, vivienda, educación, sanidad y, además, valores sobre la defensa del territorio. El Ejército sería, en ese sentido, la plasmación de una voluntad ciudadana orientada a lo común. El Ejército debe estar centrado en la atención de catástrofes naturales y momentos extraordinarios. Propongo un nuevo concepto de Ejército que no está reñido con el sentido de la disciplina y de la lealtad.
-¿Y la guerra?  Las guerras dependen de la supremacía de las fuerzas aéreas, de unos misiles y de unos aviones que los radares no captan. Es una realidad que con frecuencia no se quiere reconocer. Pues bien: o decidimos crear un Ejército así, gastando lo que no tenemos, o vamos a un Ejército más en consonancia con nuestras necesidades y posibilidades. En todo caso, nuestro pueblo debe estar preparado para aguantar con estoicismo una invasión ofreciendo sólo una especie de resistencia pasiva. No podemos soñar con adquirir el armamento más avanzado.
-Al menos se intenta.  La última compra ha sido de 30.000 millones de euros y dicen los militares que no vale para nada. Es preciso aceptar la realidad. Y, asimismo, hay que abordar con cuidado, pero firmemente, el tema de las bases americanas en España, nuestra pertenencia a la OTAN o lo que dice el Tratado de Lisboa sobre la compra de armamento a través de la Agencia Europea.
-Usted está, en todo caso, por una república austera.  El concepto de austeridad es muy importante. Lo de Rajoy, por el contrario, son recortes. La austeridad es propia de una política seria, rigurosa y que adecua ingresos y gastos. Hace falta una reforma fiscal, atemperar costes excesivos y reconsiderar el funcionamiento de muchos aspectos de las tres administraciones del Estado. La responsabilidad de los ciudadanos cuenta especialmente en todo eso. Los presupuestos deben verse como servicio ciudadano.
-¿Una España federal? Un Estado federal y unitario. Puede ser plurinacional. Me parece que puede ser muy conveniente también ir pensando en un Estado hispánico e incluso ibérico ya que no se debe olvidar a Portugal.
-¿Cuál sería el espacio para la unidad?  En un Estado federal hay leyes que obligan a todos. A mi juicio, lo fundamental es que los niveles de servicios sociales y de cumplimiento de los derechos humanos deben responder a una ley federal que ningún estado puede conculcar.
-Siempre nos quedará Europa.  Nos han engañado. Estamos ante la puntilla del proyecto europeo si es que alguna vez llegó a existir. Me refiero a la negociación en curso con EE UU para crear una zona de mercado libre: adiós a Europa. En mi propuesta republicana planteo que, aun permaneciendo en Europa, de una manera crítica, debemos mirar hacia Iberoamérica. Ésa es nuestra salida. Debemos recomponer las relaciones no desde una visión paternalista o desde la sangre sino de igual a igual. Hay que tender la mano a ese continente.
-¿Le gustará su libro a Bárcenas?  Se me da una higa.
-Lo sospechaba. ¿Cómo ve ese escándalo?  No me escandalizo. La Transición fue una corrupción política que dio paso a esta corrupción económica. Las élites y los poderes económicos del franquismo pasaron incólumes, se bañaron en el Jordán de la Constitución de 1978 y han seguido mandando en el país. Esto es la consecuencia de aquello, la corrupción que estamos viendo a diario es una forma estructural de concebir el Estado y su funcionamiento. No hay más que recordar los escándalos de estos años. Quizá lo peor sea la pasividad con que una parte no despreciable del pueblo español lo ve. Como si fuese normal.
-¿Por qué es así? España no ha tenido la revolución ciudadana propia de otros países. Para una parte de los españoles los bienes públicos no son de nadie. Se encontraron con una sanidad magnífica, aun con sus fallos, con una educación que nunca habían tenido y con una serie de cosas que no ganaron en una revolución. Recordemos cómo murió Franco. Se ve con distancia todo esto. Y además estamos en el país de la literatura picaresca. Forma parte de una sociedad que no se siente identificada ni representada por el Estado, al que se ve como un enemigo.

-¿Cuál es su visión de los medios?
  La cuestión es quién los tiene.
-Como las armas. Efectivamente. ¿Quién está detrás de cada periódico o emisora? Quien paga, manda. Los profesionales que son personas razonables así lo entienden y trabajan porque tienen que comer y vivir e incluso cumplen con el ejercicio del periodismo, que es una carrera importante. Yo nunca olvido que mi hijo era periodista. Pero también están aquellos, peores que el señorito, que son más papistas que el Papa, que creen que ejercen su profesión con libertad total cuando es mentira, están engañados y escriben lo que se les ordena con un cierto margen de libertad dentro de un respeto a lo que el patrón manda.
-¿A su juicio hay líneas rojas? No ataques el sistema económico, no ataques lo que se urdió en la Transición, no ataques al monarca que está en una mala época pero poco para las felonías y trapisondas de la casa real. Por cierto, todas esas cosas se sabían pero no se podían comentar. Otra línea roja es la banca, de la que se pueden decir cosas pero sólo hasta cierto punto porque tienen la sartén por el mango.
-¿Tiene salida la crisis? Así, no. Reduciendo el gasto social y bajando los salarios para crear competitividad no hay salida. Deberían mejorar la técnica, las relaciones laborales y la capacidad de los trabajadores. Los recortes en gastos sociales y los despidos reducen el consumo. Por ahí la economía irá de mal en peor, cada vez con más paro. Por esa línea jamás habrá solución. Además, ¿a qué llaman mejoría económica?, ¿a que crezca el PIB y las ganancias de las grandes empresas? La cuestión es cómo se reparte eso. España va mejor si hay empleo.
-¿La paz social se debe a que España es un país muy maduro o muy pastueño? España es un país asustado, engañado y abducido dos veces: por la Transición y Europa. Europa, que iba a arreglarlo todo. Vive con miedo a conocer la verdad. No quiero generalizar, ahora ni nunca, pero a una parte sustancial del pueblo español le pasa como a doña Concha Piquer cuando cantaba «prefiero seguir soñando a conocer la verdad». La gente me aborda y quiere que insulte a Rajoy y al PP. No, les digo, actúan así porque tienen una lógica que no comparto, claro. Pero no, se satisfacen con que se insulte al presidente del Gobierno y a unos cuantos ministros, les basta que se digan tres o cuatro chistes y así se calma la conciencia. No gusta pensar. España es capaz de ponerse delante de un toro, pero ve un libro y echa a correr.
-¿Qué fue del «sorpasso», de la posibilidad de que IU superase al PSOE? Me sigo ratificando en aquella opción. Lo planteé como el momento en que la izquierda superaba en todos los terrenos al PSOE. Se decía, en la propuesta, que las organizaciones de IU debían ir a las organizaciones del PSOE a establecer lazos de encuentro. Obligar a los socialistas a sumarse a una política de izquierda. El PSOE ya no tiene nada que ver con los orígenes del partido. En todo caso, es evidente que España debe romper con el bipartidismo.

-Ahora puede haber «sorpasso» por hundimiento de los socialistas.

Ése es el drama. El «sorpasso», su posibilidad real de que se cumpla, ya no es una propuesta de izquierda que va ganando terreno en un gran espacio político y social. Con cierta frecuencia se dice que es bueno que se hunda todo, que ya construiremos después sobre las cenizas. Es una idea suicida. Es para meter en la cárcel al que diga algo así porque realmente es una forma de terrorismo verbal. Es peligrosísimo cultivar ideas semejantes. Lo que hay que hacer es construir paralelamente a lo que se está combatiendo. Es suicida esperar a que el PP y el PSOE se hundan.
C. Marco

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