Más allá de las majestuosas pinturas ecuestres de grandes reyes y mandatarios, los animales más representados en el mundo del arte son dos de los que a día de hoy tenemos por animales de compañía, los perros y los gatos.
Nos adentramos en la antrozoología y la representación de los animales en el mundo de la pintura. Para aquellos que no hayan escuchado hablar de esta disciplina, la antrozoología se ocupa de la interrelación entre humanos y animales. En concreto hoy trataremos el mundo de los gatos.
Los gatos se suelen asociar con la figura de la mujer y la feminidad, tal vez sea por su elegante y ágil figura, o por la rapidez con la que pueden pasar de una posición de relax total a una agitada actitud de ataque. Cada cual saque su lectura.
Representación en la historia
A lo largo de la historia estos felinos han pasado por diversos estados, en el antiguo Egipto se les llegó a considerar animales sagrados, relacionados con deidades. En épocas más modernas se les relacionó con lo diabólico, la oscuridad y la noche, de hecho para algunos supersticiosos todavía sigue dando “mala suerte” ver un gato negro. Analicemos época a época las diversas maneras en las que los gatos han sido representados.
Egipto
En el antiguo Egipto, los gatos eran tratados como seres sagrados, suelen aparecen en las pinturas de las tumbas de dos maneras diferentes. Por un lado como animales en reposo que acompañan a sus dueños o bien como seres antropomórficos que realizan tareas cotidianas de los humanos.
También son habituales algunas esculturas de bronce, pero en este post queremos centrarnos en la representación de éstos en los cuadros con animales.
Grecia y Roma
De este periodo no se conservan muchas pinturas, son más los mosaicos o frisos. Pese a ello, se han encontrado representaciones de gatos en estas tres vertientes del arte, como animales agresivos que se pelean contra otras especies animales como perros o pájaros.
Edad Media
La edad media es la época en la que la pintura tiende a hacer referencia a los oficios o a dar una explicación plástica de las sagradas escrituras. Por ello los animales, de cualquier tipo sólo tienen cabida en las obras relacionadas con los oficios. En este periodo los gatos aparecen como compañía en algunos talleres o como pequeños carroñeros que se alimentan de los desperdicios de cocinas o lugares de alimentación.
Renacimiento
A partir de esta época empezamos a tener constancia, gracias a la pintura, de la existencia de gatos como animales domésticos. Uno de los pioneros en manifestarnos este sentimiento afectivo por los felinos fue Leonardo da Vinci, quien en 1513 realizó una hoja bocetada de estudio de diversos movimientos del gato llamada “gatos y dragones”.
Como no podía ser de otra forma en el Jardín de las delicias son varios los gatos que se dibujan en todo tipo de situaciones, en algunas de ellas con intención de cazar algún roedor, o con tal hazaña conseguida.
Barroco
Dentro del amplio mundo del barroco, queremos centrarnos en la figura de Diego Velázquez, aficionado a representar tanto perros como gatos como miembros activos del entorno en el que se hallan. Claro ejemplo el perro que aparece en el cuadro de Las Meninas o, el gato que aparecen en el cuadro de Las hilanderas. En este lienzo, originalmente el gato perseguía a un ratón casi inapreciable en la pintura que se encontraba a poca distancia del felino, según La fábula de Aracne, el gato dormita, aunque si atendemos únicamente a la pintura original el gato permanece inmóvil y agazapado a la espera de poder cazar al roedor.
Romanticismo
Otro pintor español aficionado a representar animales en la cotidianidad de sus obras fue Francisco de Goya. De este artista y su representación de éstos felinos, destacan el Retrato de Manuel Osorio Manrique de Zúñiga y Riña de gatos. En el primero de estos dos cuadros con animales, aparece un niño sosteniendo una fina cuerda que conduce las miradas hacia tres gatitos peludos de grandes ojos que permanecen completamente en reposo. Todo lo contrario a la obra de 1786, Riña de gatos, en la que los felinos aparecen con los lomos completamente erizados, en un paisaje austero y tenebroso
Impresionismo
En estas épocas se tiende a endulzar las pinturas representando, de manera generalizada, aspectos afectivos y joviales de escenas de la clase alta. De este periodo encontramos obras como La joven con gato de Renoir o en múltiples cuadros de Manet, como algunos de los retratos a familiares suyos por ejemplo del retrato a su esposa y su animal de compañía: Madame Manet y su gato.
O el de su hija: Julie Manet con su gato
Post-impresionismo
De este movimiento podríamos señalar muchos pintores como Tolouse Lautrec o Steinlen pero, por encima de todos ellos se impone la cartelería empleada por Rodolphe Salis para un cabaret del parisino barrio de Montmartre, Chat Noir. Un gran aficionado a tal cabaret era el propio Pablo Picasso. A día de hoy muchos bares o cafeterías emplean el nombre de “Chat Noir” en gran parte para poder lucir estos cuadros con animales felinos tan característicos de ésta época.
SIGLOS XX y XXI
En épocas posteriores del siglo XX, y pintura contemporánea son muchos los cuadros en los que aparecen gatos, pero ahora os toca a vosotros hacer un ejercicio de memoria y decirnos cuales consideráis que son los mejores cuadros con gatos a partir de 1900. Todos los que nos envíeis se sumarán en un pequeño listado.