Revista Psicología

¿Cuál es tu modelo de estrés semanal?

Por Jcorbach @Venta_Tecnica

Los que trabajamos en el “front-sales” habitualmente viajamos con frecuencia. Claro está que no viaja igual, ni en forma ni en cantidad, un “Area Sales Manager” para Europa que un técnico comercial responsable para una comunidad autónoma, por ejemplo. Pero me permito la licencia de simplificar y generalizar al hablar de viajes para no añadir tedio a este post.  A lo largo de mi carrera me he dado cuenta de que el estrés, entendido como el cansancio físico provocado por carga de trabajo, está muy relacionado con la rutina, y me considero afortunado de poder combinar trabajo de oficina y viajes de modo que rompo con la mencionada querencia y gestiono el estrés a base de cambiar las causas del mismo. O dicho de otra manera, he descubierto que a pesar de que la carga de trabajo pueda ser similar, el hecho de cambiar de tipo de estrés, por así decirlo, evita la rutina y permite gestionarlo mejor. No me malinterpretéis: disfruto de mi trabajo casi todo el tiempo, ya sea en la oficina o fuera, pero eso no quiere decir que no me canse. Seguro que entendéis perfectamente de lo que hablo si también estáis satisfechos o satisfechas con vuestra posición.

Pongo como ejemplo mi idea del nivel de estrés que tengo cuando estoy en la oficina y cuando me toca viajar, que es generalmente de martes a jueves. Suponiendo que 100% de estrés en las gráficas más abajo quiere decir el nivel de cansancio debido a la carga de trabajo habitual (es decir nada preocupante ni anormal), puedo describir el estrés a lo largo de la semana tal como sigue:

semana en oficina

viaje de martes a jueves
En resumen, de las gráficas se infiere que me gusta, de hecho, viajar pues me genera menor estrés. Estando fuera, evito las llamadas telefónicas al fijo, esas que te desmontan la planificación del día en la oficina, evito las reuniones de última hora, y evito la rutina del ir y venir de casa a la oficina y de la oficina a casa. Es precisamente este hecho, el de evitar la rutina, el que principalmente me hace bajar el nivel de estrés en los días centrales de la semana cuando estoy viajando. En tal situación, fuera de la oficina, por estresante que pueda ser el día el cambio de aire ayuda y mucho. Es posible que os llame la atención la pronunciada bajada de estrés el viernes, pero realmente es lo que siento. Por lo visto la perspectiva del fin de semana y el descanso influyen en mí bastante, pero sobre todo el ambiente de más relajación que se respira en la oficina (el viernes casi siempre suelo estar en la oficina por aquello de reportar sobre las reuniones realizadas). También puede llamar la atención el hecho de que en el fin de semana conserve algo de estrés (aproximadamente estimo el 5% del total). Eso es debido, supongo, a algo de estrés residual y a la dificultad que tengo en ocasiones para desconectar el móvil y no mirar e-mails que puedan entrar en sábado o domingo. Alguna vez me he arrepentido de verdad, después de recibir algún mail con lo que comúnmente podríamos llamar “un marrón”, y me ha fastidiado un buen tramo del fin de semana. En tales ocasiones creí haber tomado la firme decisión de apagar el móvil durante el fin de semana, y de hecho así lo he hecho, pero después de unas semanas y tras haber solventado el quebranto suelo recaer.

La gráfica (siempre cualitativa) del nivel de estrés cuando viajo es más favorable para mí porque soy capaz de combinar con semanas de oficina. Si tuviera que estar permanentemente fuera seguro que la cosa cambiaría. Es más me atrevo a decir en qué forma lo haría, sería tal que así:

viajando permanentemente

Si viajara semana tras semana, sin paréntesis, estoy convencido de que me cansaría y el nivel de estrés estaría en el 100% desde el minuto uno. O de otro modo: la rutina, nuevamente e insisto, es lo que realmente creo que causa estrés. Es por eso que cuando las circunstancias me obligan a viajar más de dos semanas seguidas, o por el contrario a estar más tiempo de la cuenta en la oficina, trato de cambiar en la medida de lo posible la rutina, bien sea trabajando una hora en una cafetería, cambiar de hotel por otros que no conozco y poder así ver zonas de las ciudades desconocidas hasta el momento, etc.

“Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina, es mortal” (Paulo Coelho).


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