Por definición cambiar algo significa hacer algo diferente que hasta este momento. Aún así, existen (por lo menos) dos diferentes tipo de cambio, una distinción que te puede ayudar en determinar la estrategia necesaria para persistir en este cambio. Es algo completamente diferente si quieres alcanzar una meta o cumplir con un reto a que quieres construir un hábito.
La temporalidad de la meta
Las metas, por definición, tienen un fin. Una vez que has alcanzado tu meta, estás libre para ponerte una nueva meta o para buscarte un nuevo objetivo. Una meta bien escogida te permite acercarte a ella todos los días un poquito hasta celebrar el éxito. Puedes crear mini-metas que te servirán de hitos de motivación a lo largo del camino. Si tu meta es escribir un libro, puedes escribir cada día durante una hora o definir un número de palabras a escribir por día. Muchas veces, la consciencia de que el sacrificio diario tiene fecha de caducidad es parte de la motivación para seguir trabajando en la meta.
La eternidad de los hábitos
A diferencia de un reto específico, los hábitos no tienen fecha final. En principio estás creando un nuevo hábito para conseguir una mejora a largo plazo. Como la temporalidad desaparece como fuente de motivación, los hábitos se construyen mejor de uno en uno y empezando con la medida más pequeña posible: meditar dos minutos por la mañana, correr cinco minutos al día, cocinar una vez por semana en casa. Combinando estos cambios con un detonante clave te facilitará la creación de este hábito.
Del reto al hábito: juégatelo
Por supuesto que los retos te pueden ayudar en crear un hábito. Si quieres empezar a correr, puedes ponerte como primer meta una carrera de 5 km dentro de seis meses. De esta forma puedes aprovechar el mini-sacrificio aceptable para un reto en la creación de los hábitos.
También puedes convertir los cambios deseables en un juego o una competición. ¿Cuáles actividades puedes combinar para crear una secuencia que puedes ir optimizando en el tiempo? Por ejemplo la secuencia: hacer la cama, ducharte, lavar los platos de ayer y despejar la mesa del comedor te puede tomar entre 7 y 30 min, dependiendo de cómo te lo montas. ¿Puedes romper tu mejor marca hoy? ¿Qué harías de forma inconsciente la noche anterior para mejorar esta marca?
O qué tal procesar todos los emails en la bandeja de entrada en “para contestar” / “archivar” / “acción necesaria” en el mínimo tiempo posible.
Ponte un reto, define los pequeños retos a lo largo del camino y quizás cosechas un hábito: ¿qué retos tienes actualmente?
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