Michelle, una jubilada, recibe la visita de su hija, con la que tiene una tensa relación, y de su nieto en su casa en el campo. Cuando una noche sirve para la cena de sus invitados unas setas que ha recogido en el bosque, algunas de ellas resultan ser venenosas y ponen en peligro la vida de su hija, la cual, a raíz de este incidente, corta toda relación con ella, así comienza "Cuando cae el otoño".La trama de la última película del ya veterano director francés François Ozon emparenta con el cine de uno de los clásicos del cine de su país, Claude Chabrol, especializado en thrillers rurales llevados a cabo con un estilo sutil basado en la psicología y el costumbrismo. Pero Ozon renuncia a la codificación propia del género y elige un camino mucho más difícil, el de navegar durante todo el metraje en el terreno de la ambigüedad. Fiel a su estilo de deconstrucción narrativa que ya habíamos disfrutado en títulos como Swimming pool o En la casa, tendrá que ser el espectador el que decida si quiere leer la película como una trama criminal o como un relato de superación y de lucha ante la adversidad por parte de una protagonista que puede ser tanto la heroína como la villana de la historia. Todo un reto del que sale más que airosa Hélène Vincent, que se revela como un monstruo de la interpretación.
Prolífico y a veces un tanto irregular, Ozon muestra en esta ocasión la habilidad de un maestro ofreciéndonos una de las mejores películas del año y de su carrera que lo confirman como el director más destacado del cine francés del siglo XXI. Su cine oscila entre lo artificial y la reinterpretación del glamour del cine antiguo flirteando con la caricatura y el kitsch, como pudimos ver en su mayor éxito hasta la fecha, la comedia musical Ocho mujeres, y también en su penúltimo y divertido trabajo, Mi crimen, y otras obras mucho más realistas, como Bajo la arena, Joven y bonita o la que ahora nos ocupa, donde hace gala de una enorme sensibilidad, aunque en este caso no exenta de un cierto cinismo.Muertes misteriosas, drama rural, una cierta ironía que recuerda el universo de Polanski, y un fantasma símbolo de un sentimiento de culpa que se va desvaneciendo se entremezclan a la perfección en una película que desafía cualquier etiqueta y cuyo guion, escrito por el propio Ozon, ofrece además una estupenda galería de personajes; además de la madre y la hija enfrentadas, tenemos a la mejor amiga de la primera, que comparte con ella un secreto que ambas enfrentan de maneras muy diferentes, y al hijo de esta, un trabajo construido a través de la imagen y de la voz con el que Pierre Lotin roba muchas escenas de la película.
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- ##check## Lo bueno
- Todo un reto narrativo, una película basada en la ambigüedad que mantiene todo el tiempo el interés del espectador. Una película inteligente, brillante y sensible.
- ##times## Lo malo
- Un estilo típicamente francés no apto para los haters del cine del país vecino.
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- Dirección 10
- Tras una serie de películas irregulares, Ozon, que ya había remontado el vuelo el año pasado con Mi crimen, demuestra encontrarse en otro de los mayores picos de su carrera (ya había tenido uno hace unos 10 años con títulos como En la casa, Joven y bonita y Su mejor amiga) al llevar con mano maestra una película ambigua y compleja.
- Argumento / Guion 9.0
- Ozon, también guionista, juega con maestría con el espectador al (de)construir una historia con múltiples capas y lecturas y redondearla con un gran diseño de personajes.
- Intérpretes 10
- Hélène Vincent se lleva el gato al agua con una protagonista deliciosamente ambigua, pero no deja de estar muy bien rodeada por Josiane Balasko, Ludivine Sagnier en el papel de la hija odiosa, y sobre todo Pierre Lotin, uno de los trabajos más destacados de este año por parte de un actor de reparto.
- Ritmo y Montaje 8.0
- Que nadie espere el ritmo de un thriller de Hollywood, pero el montador consigue un delicado equilibrio entre intriga, drama e ironía.
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- Puntuación Total 9 / 10