Revista En Femenino

Cuando comer se convierte en una batalla diaria

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

Una de las cosas que tenía muy claras que no quería hacer en mi vida era obligar a mi hijo a que comiera. Yo he sido muy mal comedora de toda la vida (o eso me han contado) así que tenía muchas papeletas de que mi vástago fuera por el mismo camino. Mi madre ha tenido esa batalla diaria conmigo y yo no quiero repetir el mismo patrón.

¿Cómo de “mal” come?

Loki es de poco comer. Con poco mantenimiento tiene una gran cantidad de energía. No necesita la cantidad que comería un adulto (obviamente) pero tampoco la cantidad mínima que a mí me parece que debería tomar.

Por suerte va creciendo a un ritmo constante y el pediatra no nos ha dicho que haya ningún problema de crecimiento. No se le ven los huesos, parece sano y aunque últimamente tira mucho de la excusa de estar cansado creo positivamente que es más para que le cojamos en brazos que porque realmente lo esté, ya que solo lo está cuando hacemos paseos.

La batalla diaria.

Cada día tenemos discusiones o problemas a la hora de comer porque nunca quiere acabar su plato. No recuerdo una sola vez que lo haya terminado. Y si le pongo menos cantidad sigue dejándose comida, así que pongo de más para que coma la mayor cantidad posible.

Sé que es una pescadilla que se muerde la cola. Si cada vez le pongo más porque siempre se deja algo, jamás va a conseguir acabar el plato. Y va a ser algo frustrante para ambos.

Quizás el objetivo “que se coma todo lo que hay en el plato” es demasiado para Loki. Tal vez simplemente debería pensar en conseguir que se coma al menos un número de trozos o de cucharadas. Pero aún así se me hace cuesta arriba.

Hacer la comida para que al final siempre haya que tirar una porción me molesta mucho. Cocinar no me enamora y más aún con este calor que hace ahora en verano. No me apetece nada meterme en la cocina e idear cosas nuevas para que Loki luego no las quiera. Porque esa es otra. Si nos salimos de los platos que ha ido comiendo hasta ahora. O incluso la forma de presentar el plato. Ya no lo quiere ni probar.

“Mi niño no me come”

Tengo en la estantería este libro de Carlos González  aunque creía que ya sabía todo lo que tenía que saber sobra la alimentación de mi peque con las nuevas circunstancias creo que es el momento de volverlo a leer a ver si arroja luz sobre esos pedacitos de oscuridad que han aparecido.

Quiero que el momento de la comida sea un buen recuerdo para Loki, no que esté lleno de lágrimas y malas palabras por mi parte o enfados. También quiero que crezca sano y con salud, y la alimentación juega un papel muy importante en ello.

¿Tienes algún consejo?

Cualquier cosa puede valerme a estas alturas. Ya os iré contando cómo vamos avanzando con el tema.


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