Revista Psicología

Cuando el cuerpo nos falla

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Cuando el cuerpo nos falla

Para mujeres que han padecido o padecen desórdenes hormonales y, al mismo tiempo, han experimentado la ansiedad...

Aunque los trastornos de ansiedad varían en duración y complejidad, hoy constituyen una experiencia de vida muy común, tanto como los desórdenes hormonales. Un trastorno de ansiedad causa un conjunto de síntomas psico-fisiológicos que producen gran malestar: la sensación de miedo que cuando es muy aguda puede llegar a ser miedo a la propia muerte o al colapso del cuerpo, la sensación de pérdida de control sobre el miedo, ahogo, palpitaciones o taquicardias, temblores, sobre todo en momentos de estar tendidas, como resultado de la tensión muscular sostenida, dolores de cabeza o sensación de tensión en esta área, irritabilidad, susceptibilidad y fatiga, entre otros síntomas semejantes, en dependencia siempre de las características personales de cada cual.

¿Cómo funciona un ataque de pánico o un episodio de ansiedad aguda? El mecanismo de adaptación que está en la base de la ansiedad es necesario para la vida, en la medida en que permite que nuestro cuerpo responda de forma defensiva ante situaciones que puedan representar una amenaza para su seguridad. Si no estuviésemos alertas ante determinadas circunstancias que constituyen un daño real o potencial, nos abocaríamos todo el tiempo al peligro. El problema surge cuando nuestra percepción/respuesta se hace desproporcionada y, en circunstancias que no son necesariamente peligrosas, o no lo son tanto, depende más bien de nuestra forma de percibirlas, enviamos un aviso a nuestro organismo de que estamos ante una situación de peligro inminente, peligro para nuestra seguridad, y este activa todo el sistema de respuesta metabólica con que cuenta. De ahí se derivan un sistema de síntomas físico-psicológicos que, cuando perduran en el tiempo, significan un desgaste importante para la salud de la mujer y deterioran su calidad de vida.

Cuando el cuerpo nos falla

¿Cuáles son las causas de la ansiedad? Aunque de modo general el trastorno de ansiedad puede ser desencadenado por determinadas situaciones o circunstancias en que la persona siente amenazada su estabilidad de forma crítica, más si esta vivencia es sostenida en el tiempo, podemos decir, con certeza, que ciertas condiciones culturales y psíquicas nos predisponen, o sea, algo del contexto en el que vivimos y de nuestra propia personalidad.

Así, como resultado de su historia de vida y de relaciones primarias, es posible que exista en quien sufre la ansiedad tendencia a vivenciar inseguridad, angustia y/o temor frente a circunstancias nuevas, desestructuradas, inciertas, que no se corresponden con sus expectativas o que no pueda controlar. También puede resultar angustiante estar lejos o perder, por algún motivo, el vínculo con personas con las que tiene un lazo afectivo importante; tratar con alguien que, por alguna razón, se presente como una figura de poder o tener que llevar a cabo actividades desafiantes en el contexto laboral, o tender a estar pendiente de la opinión o aceptación de los demás, por ejemplo. Si la persona ha estado expuesta durante largos periodos de tiempo a este tipo de condiciones puede que, casi sin percibirlo, la vivencia de angustia o ansiedad se haya convertido en una pauta de relación con los demás y consigo misma y en una forma más estable de sentirse, que puede hacerse aguda ante una situación que se llegue a percibir como intensamente amenazadora.

En cuanto a las predisposiciones culturales, es importante señalar que vivimos en una época en que pareciere que estamos abocados a una carrera desenfrenada y en soledad por la felicidad, por alcanzar objetivos y metas por nosotros mismos, y eso puede llegar a ser agotador y atemorizante. Tenemos siempre que rendir y rendir mucho para poder llegar a tener lo que queremos. Las personas encuentran cada vez más dificultades ante el desafío de sustentarse y sustentar a los suyos, están cada vez más desprovistas de apoyos institucionales y de todo tipo, en ese sentido. De manera general, en las sociedades contemporáneas, pudiéramos decir que la sensación para muchas personas es que cada vez están más solas, con el pequeño círculo de seres queridos y una gran carga de necesidades por resolver a cuestas. Las posibilidades de colectivizar las experiencias de vida realmente significativas, o sea, de encontrar compañía y apoyo auténticos ante las cuestiones más importantes, están limitadas. Las relaciones con conocidos suelen ser formales y superficiales, a la vez que estar en contacto diariamente con muchas personas en las redes sociales necesariamente no garantiza un vínculo con posibilidades de mostrarse abiertamente como se es y tratar las cuestiones que más preocupan, en un ambiente de intimidad, confianza y compromiso. En los contextos de estudio y trabajo, muchas de las relaciones con otros se tornan competitivas o instrumentales. Las personas establecen muchos contactos en función de intereses y conveniencias y sienten que a veces las otras se acercan a ellas en los mismos términos. Este clima de la época, que impacta los estilos de vida, la forma de conectarse unos con otros y consigo mismos, es uno de los detonadores de la ansiedad y sus múltiples manifestaciones. En definitiva, en la base de la ansiedad está el miedo: a fallar, a fracasar, a perderlo todo, a no poder, a ser abandonados, a perder la estabilidad, la salud, el sostén, es el miedo a quedarse sin asideros ni garantías.

Cuando el cuerpo nos falla
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Cuando el cuerpo nos falla

Cambios diarios que sufre el cuerpo de la mujer durante el ciclo menstrual (Foto tomada de El Periódico)

¿Cómo se relaciona la ansiedad con el desbalance metabólico-hormonal en el caso de nosotras, las mujeres? Las causas del descontrol hormonal pueden ir desde factores de predisposición hereditaria, hasta cuestiones como el estilo de vida o nuestro estado emocional, de hecho, lo más posible es que se dé como resultado de la conjugación de todas estas condiciones. Pautas emocionales disfuncionales sostenidas en el tiempo estresan al organismo de la mujer hasta el punto de desencadenar un desbalance metabólico y, los problemas metabólicos, o sea, el exceso o la falta de estrógenos o progesterona, el hipo o el hipertiroidismo, entre otros, al mismo tiempo, por lo general, conforman cuadros clínicos que se manifiestan con arritmias cardíacas, ansiedad y estados emocionales negativos, temblores, nerviosismo, fatigas. De manera que, realmente, estamos ante un cuadro psico-físico (ansiedad-desórdenes metabólicos), dimensiones que se condicionan mutuamente. Por lo que es tan necesario buscar la orientación médica (ginecológica-endocrinológica), como psicológica. Para Hanneman, por ejemplo, reconocido homeópata, las enfermedades son alteraciones dinámicas del funcionamiento del organismo como un todo, lo que incluye tanto manifestaciones físicas como del orden de lo psico-emocional.

Cuando el cuerpo nos falla

Samuel Hanneman

Los trastornos metabólicos y desbalances hormonales, que tienen incidencia en complicaciones ginecológicas como el Síndrome de Ovario Poliquístico, la infertilidad, el hipo e hipertiroidismo, los miomas o las endometriosis, son más comunes entre las mujeres, de lo que realmente se piensa. En la base de estas problemáticas de salud, cuestiones como el estilo de vida (la alimentación, la rutina de sueño y ejercicios, la ingesta de agua) son claves, y estos responden a factores tanto culturales y de condiciones materiales objetivas de vida, como psicológicos, en definitiva, cómo vivimos, dentro de un margen de condiciones de posibilidad que varía para cada mujer, es resultado en gran medida de preferencias, gustos y, en última instancia, decisiones personales. Dentro del estilo de vida, nuestro estado emocional es clave en materia de metabolismo y equilibrio hormonal. El estrés, la angustia o la ansiedad, conducen a pautas metabólicas que afectan con seguridad el balance hormonal en la mujer y su ciclo reproductivo. Por lo general, estos aspectos no son tratados en una consulta médica, que se centra más en restablecer el equilibrio a través de terapias de reemplazo hormonal a base de hormonas sintéticas, con consecuencias colaterales. Es por esto la importancia de atender, ante un problema de salud, nuestro bienestar de modo integral tanto como nos sea posible.

¿Cómo superar la ansiedad? Cuando la ansiedad comienza a hacerse presente, ya sea de forma más latente, o en episodios agudos, y coincide con un desbalance hormonal, lo ideal sería un cambio integral del estilo de vida en cuanto a los siguientes aspectos:

- Del orden de lo psico-emocional: Comprender y deconstruir las vivencias y representaciones que están en la base de los mecanismos psicológicos que conducen a la ansiedad, para esto es importante el acompañamiento psicoterapéutico. Lo más importante es superar el estado de sobre-alerta y dejar de sentir la inseguridad y el miedo como forma de conectarse con las circunstancias de vida y con los demás. Establecer una relación sana con una misma, con nuestro propio cuerpo y apropiarnos de las herramientas para construir lazos sociales de una forma más positiva. La psicoterapia puede ayudar en ese sentido, brindando una relación de acompañamiento y escucha profesional auténtica, desprejuiciada y comprometida, creando márgenes de seguridad que son difíciles de encontrar en las relaciones cotidianas y re-enseñando los códigos del sentido de autoconfianza.

- Del orden de lo corporal: Incorporar en la rutina diaria ejercicios de relajación y respiración que ayuden a redimensionar y reconectar la relación entre nuestro cuerpo y nuestra subjetividad. Realizar cambios como la modificación de la dieta, aumentar la calidad del sueño, incorporar una rutina de ejercicio físicos, entre otros, también son beneficiosos en extremo. Es recomendable dejar de comer algunos alimentos e incorporar otros, condicionarnos para dormir de forma relajada y profunda, tomar suficiente agua, entrenar la capacidad de relajarnos, distendernos.

Pero no se trata de procesos que deban tratarse por separado, dentro del contexto de un encuadre psicoterapéutico estas dos dimensiones deben ser trabajadas de conjunto.


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