Hacía mucho que el gobierno había perdido ya las razones -los argumentos- para defender la política neoliberal que estaba haciendo, especialmente desde que empezó a negar la existencia de una crisis económica y financiera. Pero ahora ha dado un nuevo salto al vacío y de perder las razones ha pasado a perder la razón: la cordura y el discernimiento. Y este paso resulta mucho más grave. El gobierno está impotente y solo puede mantener su posición con dos herramientas. La primera, que sufrimos algunos la semana pasada, es la violencia. La segunda es la mentira: ahora la gente del gobierno no deja de insistir en el mensaje de que ellos son de izquierdas. Lo veremos con ejemplos
El “feedback negativo” que me dio la Ertzaintza el pasado jueves no fue, por desgracia, un incidente aislado. Pocas horas antes calentaban los músculos de esta manera los que luego, en la manifestación, cargarían sus porras sobre nuestras espaldas con la delicadeza y respeto que les enseñan en Arkaute. Para que luego digáis que los funcionarios no están motivados.
En este segundo vídeo se ve la carga en la que me dieron el feedback los txarainas. Veréis que no escatiman esfuerzos. En el segundo 0:49 se ve a un hombre cojeando tras la agresión, que necesita ser ayudado para caminar y que no debía estar lejos de mi cuando le atizaron. A partir del segundo 0.55 los que habían lanzado los objetos ya no estaban en la zona y, en cambio, la policía sigue ensañándose, dando empujones y porrazos a personas que no habían participado en esos lanzamientos, solo gritaban “greba orokorra!” (¡huelga general!) y pretendían seguir con la manifestación para llegar a la plaza de la Virgen Blanca. La policía se volvió a calentar a los gritos de “dejadnos en paz” y se lió otra vez a porrazos con personas que solo pretendían llegar a la Virgen Blanca (1:40) y llegan al extremo de coger entre dos policías a un hombre que caminaba con muletas y tirarlo al suelo (1:45). ¡Qué fuertes y valientes! Supongo que sería una maniobra preventiva para evitar que les atacase con sus muletas, claro. Llegan, incluso, a agredir a un parlamentario, un representante legítimo del pueblo: Mikel Basabe, de Aralar (2:19).
Lo que ocurrió en Vitoria (y en Bilbao) desgraciadamente no es una excepción. En Madrid hubo una manifestación ese mismo día por la tarde donde también cargaron, incluso con una estrategia previamente diseñada, tal como lo explica en este blog un testigo de la carga. En la huelga general de septiembre la policía agredió en Valladolid a varios cargos públicos de Izquierda Unida, entre ellos, al concejal Alfonso Sánchez y a la coordinadora de la Asamblea local, María Sánchez (gente muy maja, por cierto, a la que tuve el placer de conocer hace algún tiempo).
Un trabajador de Trápaga (Bizkaia) que no hizo huelga, cuenta en un blog lo siguiente:
A eso de las 8:30 de esta mañana ha llegado al taller un grupo de personas, que formaban un piquete se han dirigido de forma correcta a los trabajadores para informar de los motivos de la huelga, en todo momento han sido correctos y no han provocado ningún incidente, una persona nos estaba informando cuando de repente ha llegado una furgoneta de la policía sin mediar palabra se han liado a propinar golpes y porrazos a las personas que formaban este piquete, que insisto han sido cívicos y educados en todo momento.
Os invito a que leáis el relato completo porque hay hasta escenas de sangre. Es muy interesante y tiene el valor extra de haber sido escrito por alguien que no hizo huelga.
Todo esto se llama violencia institucional (eso si, gratuita y sin reparar en gastos, que no se crean ustedes que en estos tiempos de crisis el gobierno hace estos alardes de generosidad, repartiendo a diestro y siniestro). Pero, en fin, es el único recurso que le queda al gobierno. Seremos comprensivos. Bueno, no, no lo seremos.
Y decía que la otra estrategia es insistir en el mensaje falaz de que ellos son la izquierda verdadera y auténtica. Vean, vean, solo le ha faltado a ZP decir “la izquierda soy yo”
Y es que difícilmente se puede compatilizar el mensaje de “soy la izquierda” con todas las decisiones que están tomando últimamente en el gobierno, de las que la reforma de las pensiones es solo la guinda. Como he leído en algún comentario de meneame: al PSOE deberían obligarle a cambiar sus siglas por publicidad engañosa.