Revista En Femenino

Cuando el juego desaparece de las aulas.

Por Mamaquesabe @mamaqsabe

Mi hijo mayor este año está en 4º de Primaria. Durante 1º y 2º se establecen unas bases metodológicas en el hábito de los niños a la hora de empezar a asumir una enseñanza reglada, 3º es el año de shock donde les hace darse cuenta de que hay que sacrificar parte de su tiempo para aprender, y es en 4º donde se empieza a profundizar en los conocimientos. Se supone que deben haber interiorizado un hábito de sacrificio, un cuidado por los detalles en las tareas, y una atención y concentración suficientes que les permita aprovechar el tiempo para que el estudio sea parte de sus vidas, pero que no se les vaya la vida en ello.

Con los deberes

Este año me he dado cuenta de algo que ya intuía el año pasado… el juego desaparece del aula. Aprender ya no tiene ese componente que llama y estimula el área lúdica innata del niño. Y a mi parecer, un niño que no ve el aprendizaje como un juego, no sentirá pasión por aprender. ¿En qué momento se decide que unos niños de 9-10 años ya no tienen que tener una base lúdica en el aprendizaje? ¿En qué momento se decide que el aprendizaje ya tiene que ser aburrido? Aquel que mata la curiosidad y pasión con el aburrimiento, está sembrando niños desmotivados que encontrarán mil motivos más divertidos en los que perderse en vez de retarse con el aprendizaje. ¿Y nos sorprendemos luego de malos resultados? ¡Si es algo que viene cantado! No me cambien de nombre a las leyes educativas… ¡cambien la esencia del sistema! (ya escribí sobre ello aquí)

Creo que como madre busco siempre enseñar cualquier cosa con pasión y diversión, y eso es parte del éxito de que mis hijos se impliquen en los aprendizajes que tengo preparados para ellos (y no me refiero solo al ámbito del conocimiento). Pero si llegan al aula y se tienen que enfrentar a las propiedades de la multiplicación de forma abstracta, mecánica, sin comprender lo que esas propiedades implican… es el aula el que me carga a mí con el deber de solventar ese vacío en mi hijo. Y lamento decirlo, pero eso es un fallo del sistema, porque si no cubre con sus obligaciones nos delega la obligación a la familia, con la injusticia que supone respecto a los niños según vivan en un seno familiar que esté más o menos capacitado, que tenga más o menos tiempo, que tenga más o menos capacidad económica para hacer uso de las academias… y es que además no debería ser competencia nuestra, porque si hay fallo en el sistema de enseñanza, el fallo no es del niño ni deberíamos tener que cubrirlo las familias. Ahí comienza la brecha que diferenciará a unos niños de otros. Y lo siento, pero nuestros hijos no se la merecen porque no se esté enseñando de la forma correcta, como ya os conté aquí.

Toda una tarde empleé en que mi hijo entendiera la propiedad distributiva de la multiplicación. Porque venía con ella aprendida de memoria, pero a la que le cambiaba el orden de algo ya no veía el camino. Eso es un fallo de base. La vida no es resolver algo en un orden determinado, la vida es resolver algo te lo den como te lo den; y para saber resolver cualquier cosa, se disfrace de lo que se disfrace, hay que aprender la esencia. Y la esencia para un niño, sigue siendo el juego. Aquel día en el que en un aula se pierde el juego, es el día en el que se pierde a los niños que son.

las matemáticas son un reto divertido

Al irse a acostar mi hijo me preguntó:

-Mamá, ¿y a ti quién te enseñó esos trucos que me has enseñado?

-Nadie hijo, me los acabo de inventar para ti, le respondí.

-Pues muchas gracias mamá, no me extraña que este año estén suspendiendo tantos niños los exámenes de matemáticas, porque son cada vez más difíciles…

Y pensé que no es que fueran más difíciles, si no que lo que se hacía difícil era su aprendizaje. Y repito, eso no es fallo de los niños, eso es fallo de un sistema que se olvida de que lo que se aprende jugando se interioriza mejor que lo que se aprende memorizando… Porque si un amigo de mi hijo saca buenas notas cuando la asignatura es de memorizar y en cambio suspende con un 1 el examen de matemáticas, quizá el fallo radique en que no se está sabiendo enseñar de forma adecuada. Las matemáticas son uno de los mejores juegos para nuestros hijos. Y aprender matemáticas supone mucho más que aprender números: supone aprender a superarse, a retarse, a crear caminos diferentes para llegar a una solución, a saber que uno ha de relacionar todo para llegar a algo, que el todo tiene muchas partes, que las partes configuran un todo… Y que la vida es un juego divertido que merece ser aprendido.

¿Creéis que la asignatura de matemáticas no se enseña de forma adecuada en la escuela? ¿Puede ser que ese sea el motivo por el que se vea como un hueso duro de roer?


Cuando el juego desaparece de las aulas. Cuando el juego desaparece de las aulas. Cuando el juego desaparece de las aulas.

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