s allá de unos pocos manuscritos al alcance de un pocos privilegiados. La comunicación se realizaba de forma oral.
Así que no es de extrañar que en la labor divulgativa de juglares y clérigos (mester de juglaría y mester de clerecía, ¿recuerdan?) prevaleciese el esfuerzo de simplifacación para que sus "oyentes" y eventuales lectores fueran capaces de entender el mensaje.
Afortunadamente, a día de hoy la situación ha cambiado mucho en el mundo desarrollado. Pero el debate todavía sigue vivo, sobre todo de la mano de aquellos que reivindican su derecho a ser ignorantes frente a los que retratan como guardianes de la ortodoxia lingüística.
Veamos un ejemplo:
- a la izquierda, la versión correcta, expresada con propiedad, sin ambigüedades, aun a riesgo de que el conductor lector no entienda una palabra;
- a la derecha, la versión el "román paladino", que aun presentando algunos problemas de correcta comprensión, muestra un mensaje inequívoco y comprensible.
Creo que en el término medio estbiografía completa »Ver video.
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