Un nuevo estudio revela cómo la peor extinción en la historia de la Tierra puede haber estado ligada a la formación del súper continente Pangea. La catástrofe no fue ocasionada por un impacto desde arriba – a diferencia de otras bien conocidas extinciones – sino por un proceso geológico desde abajo, en lo profundo del núcleo de la Tierra.
Se conoce con frecuencia como ‘la Gran Muerte’.
Hace unos 252 millones de años, toda la vida casi desaparece. Más del 90 por ciento de las especies oceánicas y del 70 por ciento de las terrestres murieron. Árboles, plantas, reptiles, peces, insectos, microbios – todos estuvieron a punto de desaparecer.
Imagen de la Tierra del Satélite Geoestacionario Operacional Ambiental 11 (GEOS-11) obtenida el 14 de junio del 2000.
Crédito: NOAA
El suceso marcó el fin del periodo Pérmico y el comienzo del Triásico, el periodo que daría inicio a los dinosaurios. Pero a diferencia de la extinción del Cretácico Superior, que acabaría con los dinosaurios 186 millones de años más tarde, esta no fue causada por el impacto de un asteroide, según la mayor parte de los científicos. El desencadenante definitivo, de hecho, ha permanecido como un misterio permanente.
Los científicos han desvelado muchas pistas durante las últimas décadas, pero aún deben alcanzar un veredicto final. Hasta la fecha, las pruebas apuntan hacia cambios climáticos en la Tierra y los océanos. Los niveles de oxígeno en los océanos eran bajos, lo que dificultaba la supervivencia de muchos animales. Los niveles de dióxido de carbono y metano eran inusualmente altos, contribuyendo a un grave calentamiento del planeta. Cayó lluvia ácida, y puso el agua del mar tan ácida que todos los arrecifes de coral desaparecieron. Tierra adentro se convirtió en un desierto seco, caliente y árido, a la vez que devastado por enormes y salvajes incendios. El clima también varió entre periodos repentinos de calentamiento y enfriamiento, haciendo imposible a muchas especies ajustarse.
Muchos de estos cambios han estado asociados a la erupción de dos grandes volcanes, uno en el sur de China hace 260 millones de años y otro en el norte de Rusia hace 251 millones de años. Estos habrían liberado las grandes cantidades de dióxido de carbono, dando lugar a efectos de invernadero y calentamiento global. El dióxido de carbono también convirtió el agua en ácida, acabando con muchos de los organismos marinos. Las erupciones también habrían llevado a la catastrófica emisión de metano, otro potente gas de invernadero, almacenado como ‘hielo’ de metano cerca bajo el lecho marino.
Cuando todo el mundo era uno
En un artículo publicado este mes (noviembre, 2013) en ‘Science China, Earth Sciences’, dos científicos intentan arrojar luz sobre el tema para proporcionar una imagen más completa. De acuerdo con los doctores Yin Hongfu y Song Haijun, de la Universidad China de Geociencias (Wuhan), todos los sucesos descritos más arriba podrían haberse puesto en marcha 50 millones antes del clímax de la catástrofe.
De acuerdo con dicho artículo, así es cómo podría haber comenzado la historia.
Fondo marino pérmico – Más del 90 por ciento de las especies oceánicas desaparecieron durante la extinción pérmica.
Crédito: Universidad de Michigan, exposición de Historia Natural.
Hace unos 300 millones de años, al comienzo del periodo Pérmico, todas las masas terrestres del mundo se habrían unido en un único súper continente, Pangea, y toda el agua marina del mundo habría formado un océano global, Panthalassa.
La formación de Pangea condujo a montañas más altas y océanos más profundos. De acuerdo con un principio de equilibrio, un continente gigante debería tener una corteza más gruesa que cada continente disperso, y los océanos deberían hacerse más profundos. Este retiro de agua de la tierra habría eliminado mucha de la biodiversidad que prospera en aguas poco profundas cerca de las costas. Este retiro podría haber conducido también a cambios en las corrientes oceánicas y en los patrones de viento, iniciando los cambios climáticos globales.
Aún más, las regiones tierra adentro de un continente gigante se volverían más secas y áridas, llevando a la desaparición de gran cantidad de vegetación.
Pero algo más sucedió también, en las profundidades de la Tierra.
Cuando las tierras se unieron, algunas placas tectónicas se desplazaron bajo otras y se hundieron en el manto terrestre. Entonces el material más frio puede haber llegado hasta la misma capa del núcleo de la Tierra. Pruebas de ello incluyen la inversión del campo magnético que ocurrió sobre ese tiempo, un evento denominado inversión magnética Illawarra.
La acumulación de material frio cerca del núcleo de la Tierra podría haber llevado a la formación de una gran pluma de manto (mediante un proceso llamado termo convección), según han sugerido otros investigadores. Esa ‘súper-pluma’ podría eventualmente llegar a la superficie de la Tierra en dos explosiones separadas – la primera con una erupción en China hace 260 millones de años y más tarde con otra en Rusia hace 251 millones de años.
Para entonces toda la vida había casi desaparecido.
En resumen, el artículo argumenta que la Gran Muerte puede haber sido un proceso contínuo ligado a la formación de Pangea, que llevó a un cambio climático y de los niveles del agua en los océanos, pero también y finalmente a lo que sucedió en el interior de la Tierra.
Problemas con Pangea
Sin embargo muchos científicos no están de acuerdo con la teoría de que la formación de Pangea jugase ningún papel en la extinción. Algunos argumentan que la formación de Pangea sucedió demasiado pronto, y que la muerte sucedió demasiado rápidamente como para que los dos sucesos estén relacionados.
Otros no creen que los cambios de nivel de agua en los océanos jugase algún papel en la extinción. ‘No estoy de acuerdo con las asociaciones que proponen’, dice Paul Wignall, un profesor de Paleoambientes en la Universidad de Leeds. ‘La regresión pico (bajos niveles de agua) en el Pérmico tardío se produce significativamente antes que la extinción masiva y es muy poco probable que sea un factor’.
Y con relación a los demás factores, la mayoría de los científicos parecen haber alcanzado un consenso. ‘El artículo no dice realmente nada nuevo, sino que da un vistazo general de los factores clave responsables’, añade Wignall. ‘Casi todos, incluido yo mismo, culpamos al vulcanismo’.
A finales del Pérmico (hace 260 millones de años) – Toda la tierra del mundo se había unido en un único súper continente, Pangea, y toda el agua marina del mundo había formado un océano global, Panthalassa.
Crédito: Ron Blakey, NAU Geología.
Pero el objetivo real del artículo, según parece, es que tanto la formación de Pangea como las erupciones volcánicas fueron provocadas por procesos internos de la Tierra, los cuales podrían haber estado relacionados, incluso si uno ocurrió antes del otro.
Los lazos entre el interior de la Tierra, la superficie de la Tierra y la evolución de la vida son ‘un tema importante de la ciencia del sistema terrestre que merece ser investigado más a fondo’, escribían los autores.
Pero también admite que su hipótesis sea sólo eso, una hipótesis, y que se necesita más investigación. Finalizan el artículo, quizás apropiadamente, con una cita de un antiguo poeta chino llamado Qu Yuan, quien escribió: ‘Por tan largo como pueda ser el camino, seguiría buscando arriba y abajo’.
http://astroseti.org/astrobiologia/cuando-el-planeta-tierra-estuvo-a-punto-de-acabar-con-toda-la-vida