Revista Insólito

Cuando España invadió Portugal.

Publicado el 28 diciembre 2010 por Losplatoscomoojos @platoscomoojos
Cuando España invadió Portugal.El Reino de Portugal en 1578 se encuentra en una situación política de crisis: muere su rey Don Sebastiâo sin descendencia; el heredero Don Enrique el Cardenal (hijo del rey Don Manuel I de Portugal y María de Aragón y Castilla, hija de los Reyes Católicos) tenía sesenta y cuatro años, era y estaba enfermizo, y prácticamente sin posibilidades de tener descendencia, por tanto la corona iría a parar a alguno de los nietos de Don Manuel I: Antonio, Catarina y Felipe (Futuro Felipe II: hijo de Isabel de Portugal, hermana de Enrique I y casada con Carlos I de España). Los dos primeros favorables al mantenimiento de la independencia de España, el último al  de la unión ibérica. De hecho un documento de la fecha recoge que: "hacia el rey de Castilla se inclinó casi toda la crema de la nobleza y la gente de provecho. La elección del rey castellano significa la posibilidad de mantener el estado".
En 1579 fallece Don Enrique sin que su testamento resuelva el problema. El gobierno queda confiado a cinco gobernadores hasta la resolución del problema sucesorio. Catarina retira su candidatura por falta de apoyos. Don Antonio recoge el apoyo popular, que resulta peligroso y sospechoso a los ojos de todos los que están interesados en evitar una revolución. El 12 de Junio de 1580, en una ceremonia religiosa, el obispo de Guarda (ciudad de Portugal) se dirige a Don Antonio como "defensor del reino". Y uno de los presentes grita: "¡Real, Real, por Don Antonio, rey de Portugal¡", el pueblo secunda la aclamación con entusiasmo y apoya su proclamación como rey en Santarém (1580). El nacionalismo plebeyo se exalta condenando a Don Enrique I al infierno. Para los historiadores de la época, es "la canalla" quien aclama a Don Antonio. Las tropas enviadas por el gobernador para evitar que Don Antonio entre en Lisboa se unen a él; entra en la ciudad y es recibido de forma festiva por la población. El pueblo llano no escatima insultos y amenazas contra la mayoría de la nobleza y eclesiásticos que se pronuncian a favor del pretendiente castellano. En Braga el arzobispo es expulsado por la población; Alcazer do Sal también despide a los enviados por Felipe II. En otros sitios, por ejemplo Sâo Miguel, son los notables los que impiden que la población se mueva.
Cuando España invadió Portugal.Los cinco gobernadores, que se encontraban en Setúbal, interpretan que es el inicio de la revolución y huyen a Ayamonte (Huelva). Protegidos por las tropas españolas fueron a instalarse en Castromarín y allí firman un documento en el que declaran legítimo rey de Portugal a Felipe, y condenan como traidor a Don Antonio, y a todos sus partidarios. Después, el ejército español, bajo el mando del duque de Alba, atraviesa entonces la frontera sin encontrar resistencia, sólo la isla Terceira (Azores) se subleva. Don Antonio no logra reunir fuerzas, salvo el reconocimiento de varias villas y ciudades que lo aclamaban como rey. Con el alistamiento de esclavos, a cambio de su libertad, y de presos de las cárceles intenta impedir la entrada en Lisboa del ejército invasor el 25 de Agosto, pero fue derrotado en la batalla de Alcántara. El pretendiente nacional no encuentra refugio en Oporto, huye hasta Braga. A primeros de 1581 salió de Portugal para buscar el apoyo de los tradicionales enemigos políticos de España: Francia e Inglaterra. Felipe II se trasladó a Lisboa, y en las cortes de Tomar (15 de Abril de 1581) fue reconocido rey de Portugal; allí juró las condiciones en las que había de reinar: unión personal de las dos coronas en su persona y respeto de las libertades portuguesas. La realidad demostró que, Portugal no perdió nada: la unión ibérica le permitió infiltrarse en las colonias españolas y explotarlas en beneficio propio. La nobleza, los clérigos, armadores y burgueses no tuvieron razones para arrepentirse del apoyo prestado a la causa extranjera. El sentimiento antiespañol fue poco más que una actitud literaria de ciertos intelectuales, y en el corazón del pueblo, se redujo a un resignado recuerdo. Así se comprende que cuando en 1589, Don Antonio apoyado por importantes fuerzas inglesas desembarcó en Peniche y avanzó hasta Lisboa, no despertó el menor apoyo popular. Los ingleses volvieron a Inglaterra. Siendo en realidad el primer intento de restauración.
Cuando España invadió Portugal.Sesenta años (1580-1640) fue el periodo en el que Portugal fue de los Felipes (II, III y IV) y la unión ibérica de los Austrias perduró como una realidad. Diversos avatares y declinantes derivas económicas, cambiaron la suerte del imperialismo español. Perturbaciones internas y revueltas lusas como la de 1637, fueron el anticipo de la definitiva Guerra de restauración (1640-1647), la que por fin devolvió el trono a su heredera: Portugal. No obstante, lejos de diatribas y estirpes regias, como siempre defendió Don José Saramago la unión ibérica es una opción que de ningún modo podemos desdeñar. Aunque eso sí, es otra historia muy larga de contar...

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