Desde hace unos años los valencianos nos estamos acostumbrando a ver en en servicios públicos o subvencionados por la Generalitat Valenciana anuncios cómo estos:
La Generalitat Valenciana debe 150 millones a las farmacias alicantinas.
La Generalitat Valenciana debe a un instituto alicantino más de 50.000 euros
Y la lista de los impagados por la Generalitat Valenciana se multiplica día a día: Asociación de afectados por la ELA, Universidades Valencianas, Conservatorios de Música, Asociaciones de Lucha Contra el SIDA, familias con ayudas a la vivienda, Centros y Hogares Sociales, sector textil, personas con discapacidad,… y así podríamos seguir durante horas y horas.
Todos estos impagos son inaceptables y muy graves porque afectan al bienestar social de todos los valencianos, pero si hay una noticia acerca de los impagos que nos ha puesto la piel de gallina es el cierre del comedor escolar del colegio público Isla de Tabarca de Alicante, un colegio de actividad educativa singular para niños de familias con una crítica situación social y económica, y para quienes la del colegio es, muchos días, su única comida.
La Generalitat Valenciana debe a la empresa de catering del centro 180.000 euros, la comida de 206 alumnos desde Septiembre. Dicha empresa debido a los impagos se ha visto incapaz de seguir proporcionando la comida al centro. Y aunque el Ayuntamiento ha decidido asumir los gastos de comedor, hasta que la Generalitat pague, nos parece un parche (que aunque necesario) no soluciona el problema.
La crisis está dificultando el acceso de muchas familias a los alimentos básicos, los docentes lo saben bien, pasan el suficiente tiempo con sus alumnos para saber cuando no están bien alimentados, también saben que el comedor es la única comida para muchos de ellos y por eso saben que los recortes e impagos de las becas de comedor pueden poner en riesgo la salud de estos niños.
Los rumores de profesores de instituto que pagan el desayuno a sus alumnos para que empiecen el día con algo de comida, de maestros que meten kilos de arroz o garbanzos en las mochilas de los niños de infantil o primaria para intentar que la comida del comedor no sea su única comida, también se multiplican por Alicante.
Sin duda la solidaridad de los ciudadanos y los servicios públicos y de bienestar social que teníamos y los pocos que aún nos quedan están amortiguando los efectos devastadores de la crisis y las políticas de austeridad, pero… ¿qué pasará cuando se acaben de destruir los pocos servicios públicos que nos quedan?, ¿qué pasará cuando las familias se queden sin las pensiones de los abuelos?, ¿qué pasará cuando los ciudadanos, por mucho que quieran, no sean capaces de ayudar a sus vecinos?…
Evidentemente no podemos contestar a estas preguntas y esperamos no poder hacerlo nunca pero lo que ha día de hoy si que podemos afirmar es que:
CUANDO LA GENERALITAT VALENCIANA NO PAGA, LOS NIÑOS NO COMEN