Revista Ciencia

Cuando la ira de apodera de los niños

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Los primeros intentos en conceptualizar las emociones en la cultura occidental fueron los filósofos griegos. Para Platón las emociones (o pasiones) eran los componentes básicos del alma junto con el deseo y la razón. Por otro lado, Aristóteles proveyó un nuevo matiz al concepto reconociendo su rol en el modelado de los juicios y en su influencia sobre la razón. En algún punto las emociones siempre han estado presente en el pensamiento occidental (Debiec, Heller, Brozek, & LeDoux, 2014).

Darwin, otro referente relevante en el desarrollo conceptual de las emociones, tuvo una gran influencia en el entendimiento de las mismas. En su obra la expresión de las emociones en hombres y animales, Darwin sugiere que la expresión emocional no ha evolucionado, no dependen de la selección natural. En cambio, sugiere que las emociones son dependientes del sistema nervioso o posiblemente sean resabios de viejos hábitos. Las emociones, según el autor, son innatas, aunque se admite la posibilidad de que los factores de aprendizaje puedan ejercer algún tipo de influencia sobre la expresión.

Producto de los desarrollos darwinianos se entiende que las emociones poseen tres componentes:

&lgid; <img src="https://code.iwadserver.com/index.php?idcanal=2721"><ol><li><em>Sentimiento:</em> La emoci&#243;n es un sentimiento privado y subjetivo. Los seres humanos pueden exhibir una extraordinaria gama de estados, que al decir de ellos, &#8220;sienten&#8221; o experimentan. Estas declaraciones de experiencias subjetivas pueden tener o no indicadores manifiestos.</li><li><em>Arousal fisiol&#243;gico</em>: La emoci&#243;n es un estado de Arousal fisiol&#243;gico: una expresi&#243;n o exhibici&#243;n de respuestas som&#225;ticas y aut&#243;nomas caracter&#237;sticas. Este &#233;nfasis sugiere que los estados emocionales pueden definirse mediante conjuntos concretos de repuestas corporales. El Arousal fisiol&#243;gico que acompa&#241;a a la emoci&#243;n nos permite examinar la emoci&#243;n tanto en animales no humanos como en seres humanos.</li><li><em>Acciones</em>: Las emociones son acciones consideradas com&#250;nmente como &#8220;emocionales&#8221; como la de defenderse o atacar en respuesta a una amenaza (Rosenzweig, Leiman, &amp; Breedlove, 2001).</li></ol><blockquote><p> Darwin sugiere que la expresi&#243;n emocional no ha evolucionado, no dependen de la selecci&#243;n natural.</p></blockquote><p>En su mayor&#237;a la investigaci&#243;n y teor&#237;a sobre las emociones desde un modelo conductual se enfoc&#243; en aquello que es observable y medible. Desde este enfoque se entiende a las emociones como una respuesta o una cadena de respuestas, un elemento b&#225;sico para la supervivencia, m&#225;s que un estado del organismo. Mirando el desarrollo del enfoque conductual de la emoci&#243;n, la expresi&#243;n facial, el movimiento corporal y la postura se han vuelto muy significativos en los intentos de entender la emoci&#243;n, pero han sido tenidos en cuenta por los psic&#243;logos sociales que trabajan dentro de un marco cognitivo.</p><p>Aquellos que han adoptado un enfoque conductual de la emoci&#243;n a veces han usado algunos conceptos notablemente no conductuales como la emocionalidad y la frustraci&#243;n y luego intentaron darles respetabilidad por el rigor de los estudios emp&#237;ricos que han hecho de ellos. Al hacerlo, han quitado parte de su significado, y sin darse cuenta, han asegurado que ya no parecen ser tan pertinentes a la emoci&#243;n humana. El tiempo pas&#243; y las investigaciones inspiradas por el comportamiento de la emoci&#243;n y por lo tanto las teor&#237;as conductuales de la emoci&#243;n se han vuelto relativamente inactivas en los &#250;ltimos a&#241;os. Sin embargo, como con todos los enfoques de la emoci&#243;n, hay algo que aprender de una visi&#243;n general de las principales teor&#237;as (Debiec et al., 2014).</p><h2>La ira y la conducta agresiva</h2><p>Habitualmente la ira se considera un concepto m&#225;s b&#225;sico que la hostilidad y la agresi&#243;n. El concepto se refiere a un estado emocional psicobiol&#243;gico que consiste en sentimientos de intensidad variable desde la ligera irritaci&#243;n o enfado hasta la furia o rabia intensa acompa&#241;ada por la activaci&#243;n de los procesos neuroend&#243;crinos y la excitaci&#243;n del sistema aut&#243;nomo. La hostilidad implica la experiencia frecuente de sentimientos de ira (Turner, 2007). La agresi&#243;n hoy, vendr&#237;a a constituir un modelo tripartito: biol&#243;gico, etol&#243;gico y ecol&#243;gico. Habr&#237;a unas estructuras org&#225;nicas individuales (organismo), unos patrones de comportamiento (instinto) y un aprendizaje de modos de expresi&#243;n e inhibici&#243;n de la conducta agresiva que emanan de la sociedad (cultura).</p><p>Spielberger (2000) marca una diferencia entre los siguientes t&#233;rminos:</p><ul><li>Ira: se refiere a un estado emocional caracterizado por sentimientos de enojo o enfado de intensidad variable.</li><li>Hostilidad: Hace referencia a una actitud persistente de valoraci&#243;n negativa de y hacia los otros.</li><li>Agresi&#243;n: Es una conducta dirigida a causar da&#241;o a otras personas o cosas.</li></ul><h3>Factores Individuales de la Agresividad</h3><p>De acuerdo con Del Barrio, Mart&#237;n, Almeida, and Barrios (2003) las caracter&#237;sticas de un joven violento ser&#237;an las siguientes:</p><ul><li>Sexo</li><li>Temperamento dif&#237;cil</li><li>Alta impulsividad</li><li>Poco autocontrol</li><li>Poca autoeficacia</li><li>Deficientes lazos afectivos</li><li>Bajo rendimiento escolar</li></ul><p>En cuanto al sexo; las primeras manifestaciones de rabia y frustraci&#243;n en los beb&#233;s son similares en ambos sexos, pero las diferencias entre ellos emergen muy precozmente en lo que se refiere a la agresividad instrumental. La media de diferentes datos estiman que la proporci&#243;n de 9/1 entre varones y mujeres. Las ni&#241;as parecen manifestar conductas agresivas indirectas o relacionales y los ni&#241;os conductas de agresi&#243;n directa o abierta</p><p>Se han encontrado tambi&#233;n diferencias en el destinatario de la agresi&#243;n en chicos y chicas. Las mujeres suelen utilizar m&#225;s agresi&#243;n social contra ellas mismas, mientras que los varones tienden a usar la agresi&#243;n f&#237;sica. Las chicas son m&#225;s agresivas si se trata de agresividad indirecta (hablar mal de otros, excluir compa&#241;eros, etc.).</p><h3>Factores Protectores</h3><p>Como primera medida, se advierte que hay que incrementar la convivencia entre padres y ni&#241;os peque&#241;os con la finalidad de formar fuertes lazos afectivos que refuercen y hagan posible la transmisi&#243;n de valores de socializaci&#243;n la primera etapa de la vida. Esta etapa es la m&#225;s receptiva para la formaci&#243;n de h&#225;bitos y valores que encaucen la tendencia ego&#237;sta en la que forjan la mayor parte de las conductas agresivas.</p><blockquote><p>Las ni&#241;as parecen manifestar conductas agresivas indirectas o relacionales y los ni&#241;os conductas de agresi&#243;n directa o abierta</p></blockquote><p>Por otro lado, existen emociones y actitudes que son incompatibles por definici&#243;n con la violencia. Entre ellas es posible destacar: la empat&#237;a, la generosidad o la autoestima. Todas ellas funcionan como grandes inhibidores de la agresi&#243;n y eso se consigue s&#243;lo en una comunicaci&#243;n individualizada y c&#225;lida, es decir, en el seno de una familia.</p><p>La familia debe poder tener en claro que una relaci&#243;n afectuosa y de respecto son los fundamentos de la consolidaci&#243;n de las emociones protectoras de la violencia en un ni&#241;o. Para poder lograr todo esto es necesario reglas claras y el control de su cumplimiento.</p><p>En segundo lugar cabe destacar la importancia de considerar el apoyo social a las familias que acumulen factores de riesgo para que puedan optimizar los h&#225;bitos de crianza y evitar el conflicto familiar.</p><p>En tercer lugar, los autores refieren. Que el fracaso escolar es el caldo de cultivo de la violencia. Su detecci&#243;n precoz y prevenci&#243;n de los problemas de aprendizaje, la vigilancia de las tareas escolares por parte de los padres son algunas de las tareas esenciales en la prevenci&#243;n de la violencia (Del Barrio G&#225;ndara &amp; Roa Capilla, 2006).</p><h2>Terapia Cognitiva de la Agresividad</h2><p>La conducta agresiva representa uno de los problemas m&#225;s frecuentes de salud mental en los ni&#241;os. Aproximadamente oscila entre un 30 y un 50% de todos los problemas que se refieren en consulta (Kazdin, 2001). La psicopatolog&#237;a, al igual que la conducta normal, se desarrolla a partir de experiencias vitales de la persona. Es la interacci&#243;n con el medio ambiente circundante, la que explica con mayor fuerza el desarrollo de la conducta, ya sea funcional o disfuncional. En el caso de la agresividad existen factores tales como el temperamento del ni&#241;o y su inhabilidad para regular sus emociones y conducta que lo predisponen a transacciones defectuosas con su ambiente circundante.</p><p>Por ser el sistema familiar el contexto m&#225;s relevante durante la ni&#241;ez, se ha sugerido que es el que m&#225;s factores podr&#237;a aportar a su aparici&#243;n y mantenimiento. La conducta agresiva aparece y se estabiliza a partir de la transacci&#243;n continua del ni&#241;o con su ambiente inmediato, espec&#237;ficamente de la forma en que sus padres o cuidadores cumplen con la crianza. Es probable que un ni&#241;o con impulsividad y dificultades en el control de sus emociones, se exponga a experiencias de castigo f&#237;sico u otras formas de coerci&#243;n (Castell, Fr&#237;as, Corral, &amp; Sotomayor, 2000).</p><blockquote><p> Que el fracaso escolar es el caldo de cultivo de la violencia</p></blockquote><p>El hecho de que los padres contribuyan de diversas formas a la agresividad de sus hijos sugiere la necesidad de dise&#241;ar intervenciones, tanto preventivas como terap&#233;uticas, dirigidas a los padres o cuidadores principales mediante la modificaci&#243;n de sus pr&#225;cticas disciplinarias.</p><p>Los datos de investigaci&#243;n sugieren que el entrenamiento a padres no es una estrategia suficiente por s&#237; sola para modificar conductas agresivas infantiles. Por otro lado, las diversas investigaciones en este campo tampoco apoyan suficientemente el tratar s&#243;lo a los ni&#241;os. De acuerdo al consenso de los cient&#237;ficos del &#225;rea, estos coinciden en que la estrategia m&#225;s exitosa es la combinaci&#243;n del tratamiento a los ni&#241;os en soluci&#243;n de problemas y formaci&#243;n de habilidades, por un lado, y el manejo conductual por parte de los padres combinada con el tratamiento en soluci&#243;n de problemas a los ni&#241;os es m&#225;s eficaz que el tratamiento dirigido s&#243;lo a los ni&#241;os y el entrenamiento s&#243;lo a los padres (Fajardo &#8211; Vargas &amp; Hernandez &#8211; Guzm&#225;n, 2008).</p><p>En cuanto a los factores predictores, moderadores y mediadores del efecto en el tratamientos para Trastorno Negativista Desafiante y Trastorno Disocial al momento se han realizado varias investigaciones en las que se incluyeron mediadores tales como variables relacionadas con el ni&#241;o (problema inicial, severidad, comorbilidad, edad, sexo, raca o etnia), variables familiares (conductas de los padres, funcionamiento familiar, estatus econ&#243;mico) y variables relacionadas al tratamiento (establecimiento de alianza terap&#233;utica, resistencia por parte de los padres, caracter&#237;sticas del terapeuta, entrenamiento del terapeuta). Si bien se estudiaron todas estas variables, no se ha podido establecer qu&#233; circunstancias favorecen o empobrecen el resultado del tratamiento (Eyberg, Nelson, &amp; Boggs, 2008).</p><p>Las t&#233;cnicas cognitivo conductuales m&#225;s eficaces de acuerdo con la mayor&#237;a de los estudios en poblaci&#243;n anglosajona, son la soluci&#243;n de problemas en el caso de los ni&#241;os agresivos, el entrenar a los padres a aplicar los principios de la conducta al disciplinar a sus hijos y la combinaci&#243;n de ambas (Eyberg et al., 2008).</p><p>A continuaci&#243;n se muestra la siguiente tabla en donde se pueden apreciar tratamientos bien definidos para el abordaje de las conductas disruptivas en ni&#241;os y adolescentes.</p><p><img width="1024" alt="" src="data:image/gif;base64,R0lGODdhAQABAPAAAP///wAAACwAAAAAAQABAEACAkQBADs=" height="1448" /><img class="wp-image-28293 size-full" src="https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1.png" alt="" width="1024" height="1448" srcset="https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1.png 1024w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-212x300.png 212w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-724x1024.png 724w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-600x848.png 600w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-696x984.png 696w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-1392x1968.png 1392w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-1068x1510.png 1068w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/En-blanco-10-1-297x420.png 297w" sizes="(max-width: 1024px) 100vw, 1024px">(Bunge, Mandil y Gomar, 2010)A modo de conclusi&#243;n resulta interesante puntualizar que el manejo de la ira es una de las causas de consulta en psicoterapia infantojuvenil mas frecuente, afecta en mayor proporci&#243;n a la poblaci&#243;n masculina y presenta un inicio temprano generalmente. El factor contextual junto con el temperamento del ni&#241;o explican gran parte de las causas en la dificultad en la regulaci&#243;n emocional del ni&#241;o. El tratamiento de elecci&#243;n por excelencia es el entrenamiento en resoluci&#243;n de problemas y entrenamiento en habilidades con el menor acompa&#241;ado del entrenamiento a padres en el manejo de conductas desafiantes. Tal como mencionan Barkley y Benton (2000) el entrenamiento a padres resulta una intervenci&#243;n eficaz siempre y cuando los padres apliquen las habilidades ense&#241;adas, en cuanto estos abandonan estas practicas, se abre un abanico para la reaparici&#243;n de las conductas desafiantes.</p><p>Gabriel Genise es el autor de:</p><p><a href="https://www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1.jpg"><img width="731" alt="" src="data:image/gif;base64,R0lGODdhAQABAPAAAP///wAAACwAAAAAAQABAEACAkQBADs=" height="1030" /><img src="https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1.jpg" alt="" width="731" height="1030" class="alignnone size-full wp-image-28318" srcset="https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1.jpg 731w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1-213x300.jpg 213w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1-727x1024.jpg 727w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1-600x845.jpg 600w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1-696x981.jpg 696w, https://psyciencia-jcne1wfflvxc1r.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/img_1785-1-298x420.jpg 298w" sizes="(max-width: 731px) 100vw, 731px"></a></p><p>Fonzo est&#225; furioso son fichas de Trabajo basadas en la Terapia Cognitivo Conductual para trabajar con ni&#241;os que presentan dificultades en el control de la ira. El libro se encuentra ordenado de modo tal que el ni&#241;o va a ir descubriendo cap&#237;tulo a cap&#237;tulo como poder control sus emociones, regularlas y elaborar una respuesta mejor y m&#225;s adaptativa.&#160;</p><p>Para mayor informaci&#243;n y compras, envia un mensaje a Editorial Akadia a la siguiente direcci&#243;n: <a href="http://mailto:%[email protected]">[email protected]</a><br /><strong>Imagen del art&#237;culo: </strong>Shutterstock</p><p><strong>Referencias</strong></p><ul><li>Castell, I., Fr&#237;as, M., Corral, V., &amp; Sotomayor, M. (2000). Apoyo familiar, castigo corporal y sus repercusiones conductuales en ni&#241;os. <em>Revista Mexicana de Psicolog&#237;a, 17</em>(1), 37-45.</li><li>Debiec, J., Heller, M., Brozek, B., &amp; LeDoux, J. (2014). <em>The Emotional Brain Revised</em>. Krakow: Copernicus Center.</li><li>Del Barrio, C., Mart&#237;n, E., Almeida, A., &amp; Barrios, &#193;. (2003). Del maltrato y otros conceptos relacionados con la agresi&#243;n entre escolares, y su estudio psicol&#243;gico. <em>Infancia y aprendizaje, 26</em>(1), 9-24.</li><li>Del Barrio G&#225;ndara, V., &amp; Roa Capilla, M. (2006). Factores de Riesgo y Protecci&#243;n en Agresi&#243;n Infantil. <em>Acci&#243;n Psicol&#243;gica, 4</em>(2), 39-65.</li><li>Eyberg, S., Nelson, M., &amp; Boggs, S. (2008). Evidence- Based Psychosocial Treatments for Children and Adolescents With Disruptive Behavior. <em>Journal of clinical child &amp; adolescent Psychology, 37</em>(1), 215-237.</li><li>Fajardo &#8211; Vargas, V., &amp; Hernandez &#8211; Guzm&#225;n, L. (2008). Tratamiento cognitivo conductual de la conducta agresiva infantil. <em>Revista Mexicana de an&#225;lisis de la conducta, 34</em>(2), 369-387.</li><li>Kazdin, A. (2001). Progression of therapy research and clinical application of treatment require better understanding of the change process. <em>Clinical Psychology: Science and Practice, 8</em>, 143-151.</li><li>Rosenzweig, M., Leiman, A., &amp; Breedlove, M. (2001). <em>Psicolog&#237;a Biol&#243;gica</em>. Barcelona: Ariel Neurociencias.</li><li>Spilberger, C. (2000). <em>Manual del Inventario de Expresi&#243;n de Ira Estado &#8211; Rasgo. Versi&#243;n Espa&#241;ola</em>. Madrid: Ediciones TEA.</li><li>Turner, R. (2007). <em>Programa de Terapia Racional Emotiva Conductual Aplicada al Manejo de la Ira en Adolescentes.</em> (Maestr&#237;a ), Universidad de Panam&#225;, Panam&#225;<br /></li></ul> <ins></ins>

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