“Cuando la lluvia habla” de Narayana Salamanca Por Nery Santos Gómez

Un espumoso chocolate caliente con sabor a vainilla y canela con fondo de queso derretido, le hace antesala a la novela de Narayana. Una bebida descrita magistralmente que además de despertar nuestros sentidos, coloca el marco escénico del relato en Colombia. La lluvia funciona en la historia como otro protagonista. Esta presente en los momentos cumbres de la obra. El agua que cae, su sonido y las sensaciones que causa invita a los personajes a resguardarse, a permanecer y a encontrar espacios en la memoria y en los recuerdos. Es así como Lori, la joven protagonista principal se entera de la desaparición de uno de sus tíos cuando era un niño y emprende una búsqueda llena de aventuras. A través de un lenguaje sencillo, sin pretensiones ni adornos fatuos, pero acertado, Narayana va tejiendo un relato sencillo, fácil de leer que sin embargo te atrapa, te intriga y te hace terminarlo rápidamente. Este arte no es fácil de dominar y por esto le auguro a esta escritora joven de Medellín un gran futuro con la escritura. Esta novela juvenil corta fue publicada como premio a la ganadora de la mención especial Mujer Joven Escritora otorgada por la Alcaldía de Medellín.
La novela describe ambientes muy colombianos: atravesar un rio en un planchón, ubicar una vivienda en un caserío por un costal de huesos de animales que se usan para hacer botones, subirse a los palos de guayaba a ver quien llega más alto, ofrecer una taza de agua de panela caliente y muchos otros hechos nos hacen reconocer y vivir al país a través de las letras de Narayana.
El personaje de la abuela, en la primera parte de la novela, describe de esta manera a un fotógrafo:
“si hubiera tenido unos años menos le habría prestado atención a aquel buen hombre. Uno siempre debe enamorarse de alguien comprometido con su fe y con su arte…”
Es por esto que es fácil “enamorarse” del relato de Narayana, porque ella es una joven escritora comprometida con su fe y con su arte.