IEs difícil comenzar,
¿Por dónde se puede empezar a describir la perfección?
¿Es posible expresar ese sentimiento que genera tu mirada?
Tus besos, tu calor invadiendo mi cuerpo...
Lluvias de pétalos caen sobre ti en forma de besos,
Son mis labios los que gritan y piden los tuyos,
Son mis brazos los que permanecen fríos a la espera de tu piel,
Tu tacto, aunque físicamente no nos hemos tocado, es un recuerdo especial, que aguarda por ser retomado por mi memoria en mis momentos de añoranza.
IIMis ojos te esperan,
Aunque con una visión cada vez más turbia, por los sentimiento que en ellos se reflejan,
Por los que brotan y ruedan sin parar sobre mis mejillas, los fragmentos de un amor imposible, hasta encontrarse con aquellos labios que un día gozaron de la dulzura de tus besos, y que hoy solo cuentan con la salmuera de los recuerdos.
No me queda otra opción que la esperanza, fuente de la mayor fortaleza, pero también de la mayor debilidad.
No me queda otra opción que mirar al cielo, observar las estrellas, lo único que importa en este universo, en esta existencia.
No me queda otra opción que gritar a los cuatro vientos que aún sigo aquí, esperando ese suspiro de amor, ese aliento de vida, con el que me insuflaste ese alegre espíritu que tanto me ha cautivado, que tantos sentimientos me ha inspirado.
IIIBóreas es mi testigo, aunque con tu ausencia, el cruel hijo de Astreo, viene por las noches para helar mi sangre, y detener mi corazón.
Sin embargo, te veo, luna.
Irradiando todo a tu paso,
Removiendo las obscuras nubes del extenso firmamento,
Aumentando la luz de las estrellas con tu cercanía,
Calentando mi tez con tu benigna luminiscencia.
Opacando a Helios, con tu dulzura y alegría.
¡Te extraño! No lo puedo negar, tengo que gritarlo,
Es una terrible necesidad.
Extraño tus cariños, tus buenos tratos, aunque al mismo tiempo, recuerdo todo el daño,
Recuerdo y lamento cuando impulsé a los cuatro vientos, para cubrirte con la oscuridad de las espesas nubes de la media noche,
Recuerdo que, atenté contra tu luz, acto infame, acto terrible, del que hasta el lucero de la mañana se apena, y gracias al cual, cada estrella del cielo me condena.
IVElevaste mi corazón a lo más alto del firmamento, donde las estrellas no dejan de brillar, si, tú y solo tú, con tu misticismo, me convertiste en un punto luminoso en esa tela negra que nos cubre por las noches,
Me hiciste entender la vida, me hiciste tener un objetivo, me hiciste brillar como nunca, aunque, como las supernovas, fue por un momento cortito.
Ahora, después de haber hecho coincidir mi destino con el del ángel caído, observo a las estrellas maravillándome con la luz de la que soy un simple testigo,
Añorando ser una de esas almas, que brilla y guía los destinos.
La supresión de mi vida, es la única solución que se me ocurre, solo así podré brillar, mientras que te prometo mi luna que, en la próxima vida te iré a buscar.
Pero mis pensamientos se detienen en la cobardía, ese acto impuro que con mi vida pretende acabar,
¿Cómo seré digno de ti, si termino siendo un cobarde que de sus problemas corre, y es incapaz de una solución dar?
Pero entonces ¿Cómo puedo mi luna, brillar a tu lado? ¿Cómo puedo ser tu caballero dorado? ¿Cómo puedo ser la estrella de tus ojos, que, en el firmamento, junto a ti ha de brillar?
¿Qué puedo hacer para que nuestras almas, brillen hasta a Helios opacar?
¿Cómo mi amor? ¿Cómo puedo hacerlo? Dime por favor.
VEternamente condenado a verte brillar, rodeada de las luces, que me sonríen, pero que ya no me dan aliento nunca más.
Cuánto te deseo, cuánto te amo, no tienes idea de lo que pasa por mi corazón, y de lo mucho que te extraño.
No sé cómo explicártelo, no sé cómo decírtelo.
Solo quiero gritar y dejar salir mi alma con mi último aliento, quiero irme y al hacerlo, besarte una última vez en la frente y en el pecho,
Justo ahí, donde están los pensamientos y los sentimientos; donde guardas mis recuerdos y todo lo que yo por ti siento,
Justo ahí, donde siempre late fuerte tu corazón, ahí, donde algún día espero conseguir tu perdón.
Una última vez quiero hacerlo, un último acto heroico, en esta vida llena de tormentos.
Mi corazón siempre ha sido tuyo, mi luna,
Y mis más dulces pensamientos, son todos para vos.
Ahí te veo, en lo alto del cielo, brillando cuan puro espíritu, inalcanzable para mí, y alejada por una distancia que desgarra los tejidos de mi corazón, y rompe las costuras de mi alma remendada.
Condenado a ser Endimión, pero carente de tus besos,
Tan frío como la noche. Peor aún, alejado de mi amor eterno.