Creo que tod@s estamos de acuerdo: La maternidad es maravillosa.
Porque, de verdad, lo es. Mi experiencia no puede haber sido mejor. A pesar de tener un hijo con Necesidades Educativas Especiales, volvería a repetir trillones de veces esta experiencia. Como creo que es el caso de todas las madres/padres del mundo.
Pero hay veces, hay días, en que la maternidad aprieta, sangra y ahoga. Que las responsabilidades desgastan las energías, y el trabajo afecta negativamente al estado de ánimo, y que, encima, te sientes juzgada por la sociedad, por estar llevando a cabo una crianza respetuosa, y tienes que escuchar esos mensajes que una madre/padre No debe escuchar. Y entonces te das cuenta de que, por sistema, te enfadas con el mundo, y con tu hijo también. Que estás descargando todo este cúmulo de emociones con l@s que más quieres. Y entonces es muy probable que discutas con ell@s, que no les tengas la suficiente paciencia, y, en definitiva, que la maternidad apriete demasiado hasta ahogar. Y ellos se marean, porque no entienden nada, por supuesto.
Esto es justo lo que me está pasando estos días. Me estoy moviendo entre arenas movedizas personales; algunos problemas de salud de algunos familiares, algunos problemas de salud míos, algunos problemas laborales, y Bicho que no entiende nada cuando palpa todo esto en el ambiente… Y… bufff.
En estos momentos busco un lugar para mi, un espacio para respirar, aunque sea detrás de una puerta de una habitación, a pesar de saber que Bicho vendrá en cualquier momento a reclamar mi atención, mi compañía, y mi ahogo seguirá creciendo. Porque, seamos sincer@s; aunque es verdad que necesitamos respirar, airearnos, salir sin niñ@s, beber una copa de vino de vez en cuando, ocuparnos de otras cosas… no siempre es posible.
¿Te ha pasado?
ÁNIMO.
Los días malos pasarán y vendrán días mejores. Dentro de un tiempo, cuando nuestr@s hij@s hayan crecido, todo esto será agua pasada y pensaremos que habrá merecido la pena transitar por estos mares. Estaremos orgullosas de haber necesitado este espacio, porque eso quiere decir que nos hemos entregado al máximo.
ÁNIMO, DE VERDAD.
No somos las únicas que estamos así. Seguro que muchas familias están muy identificadas con esto que estamos viviendo.
¿Cómo te sientes? Cuéntamelo en comentarios. ¡TE LEO!