Revista Arte

Cuando la muerte decidió jugar al fútbol.

Por Insane Mclero @insanemclero

La historia de como dos jugadores decidieron dar su vida por el equipo,

Como decía Horacio, “La pálida muerte llama con el mismo pie a las chozas de los pobres que a los palacios de los reyes”. No le faltaba razón al poeta romano a la hora de afirmar que si hay algo que nos unifica a todos  es  la seguridad de saber  que un día deberemos abandonar este mundo. Tampoco los jugadores de fútbol están exentos de dicho trámite vital, algo que en los últimos años hemos podido evidenciar con los traumáticos fallecimientos de Jose Antonio Puerta y Dani Jarque. A lo largo de la historia son muchos los futbolistas en activo que han perdido la vida dejando huérfanos a clubs y aficionados. Desastres aéreos,  accidentes automovilísticos, enfermedades o problemas físicos, han sido las causas más frecuentes de fallecimiento. De todas formas, existen ocasiones en las que la ‘’parca” decide aparecer de forma más sorprendente o extravagante. Una pequeña  muestra son las muertes de estos dos futbolistas que, estoy seguro, no dejaran a nadie indiferente:

1- Todo por el equipo, incluso el riñón:

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Una de los fallecimientos más emotivos y épicos fue, sin duda, el del jugador argentino Jacobo Urso.   Hijo de padres italianos, nació en Buenos en Dolores, provincia de Buenos Aires, en el año 1899. Con  tan solo  15 años comenzó su andadura futbolística en el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, equipo por el que daría la vida con solo 23 años. Antes de analizar su fatídico final y  con el fin de valorar su peso en la entidad, cabe destacar que Urso fue el primer jugador proveniente de San Lorenzo en ser convocado para la selección absoluta argentina. También fue uno de los integrantes del equipo que inauguró el mítico y desaparecido ya, estadio  Viejo Gasometro. Simbólico jugador, igual que  simbólica  resultó ser también  su muerte.

Todo sucedió  un triste domingo 30 de Julio de 1922 mientras se disputaba la 13º jornada del torneo futbolístico organizado  por la Asociación Amateurs de Football (asociación no reconocida actualmente por la FIFA, todo sea dicho).  Sant Lorenzo se enfrentaba al Club Atlético Estudiantes en una jornada que apuntaba ser festiva y propicia para el disfrute de todos los asistentes al evento deportivo. Nadie se podía imaginar lo que acontecería al poco de comenzar el segundo tiempo. Con el marcador de 0-0, Urso se dispuso a disputar un balón en medio de campo con los  rivales Comolli y Van Kammenade. La mala fortuna hizo que en el choque con estos dos de sus costillas se fracturasen perforándole una el riñón. Escupiendo sangre y ahogándose el jugador quedo tendido en el terreno de juego. Tras un largo rato intentándose reponer se incorporó y  se negó a abandonar el partido. Debido a que  en esa época no existían los cambios, Urso no quiso dejar a su equipo con 10 jugadores y por eso siguió jugando a pesar de los terribles dolores que sentía en su costado. Antes de acabar el encuentro se aproximó a la zona donde se encontraba su entrenador y este le recomendó de nuevo dejar el campo para ser atendido de su lesión, pero Ursa de nuevo desestimo la idea y pido un pañuelo que mantuvo en su boca hasta que el árbitro pito el último partido de su vida.

Fue trasladado tras el encuentro al hospital Ramos Mejia en donde fue operado en dos ocasiones. Tristemente no se recuperó de sus heridas y falleció el 6 de agosto de 1922 con la conciencia tranquila de haberse entregado al máximo por el equipo.

2- O titular o muerto:

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Siempre se ha dicho que un capitán es el último en abandonar el barco en caso de hundimiento. Pero también es sabido que a ningún capitán le gusta ver su barco navegar sin en el en la sala de mandos. Algo parecido le paso a Abdón Porte, jugador que decidió acabar su carrera futbolística en el Club Nacional de Football de la manera más drástica imaginada.  Porte, nacido en Durazno, Uruguay, en el año 1893. Comenzó a jugar en el Club Nacional en el año 1911 tras pasar por el Colón Futbol Club, primero, y el Club Libertad, después. Rápidamente consiguió ganarse el puesto titular en el lateral de la zaga y su liderazgo le llevó a portar la cinta de capitán con la que conseguiría 19 títulos a nivel local e internacional.

Una leyenda futbolística en Uruguay que no pudo soportar el hecho de no sentirte importante en su equipo. Con 25 años de edad su rendimiento había bajado y la comisión deportiva del club decidió buscar un jugador en su posición que reforzase la plantilla. El escogido fue Alfredo Zibechi que se incorporó al equipo a comienzos de la temporada disputada en el año 1918. Porte perdió la titularidad lo que le hizo caer en una triste depresión por no poder soportar verse fuera del equipo al que tanto había dado durante los últimos 7 años.

Tras un partido en el que jugó de titular contra el Charley. Los integrantes de la plantilla junto al equipo directivo  fueron a celebrar la victoria por 3 a 1 a la sede del club en el centro de Montevideo.  A la 1 de la madrugada del día 5 de marzo de 1918 Porte salió de la fiesta y se dirigió en tranvía al campo en el que tantas veces había jugado y que tanto le había dado. Quiso ver por última vez su amado “Gran Parque Central”, quiso despedirse del único lugar en donde realmente se sintió importante. Tras dar un paseo por la banda se colocó en el centro del terreno de juego y apoyando una pistola en su pecho disparo una bala que le atravesó el corazón como también lo hizo la noticia de que iba a ser sustituido. El ídolo se marchó pero  no sin antes dejar en su sombrero varias cartas de despedida  en donde también quiso acordarse de su amado Nacional:

“Nacional aunque en polvo convertido, y en polvo siempre amante. No olvidaré un instante lo mucho que te he querido. Adiós para siempre”


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