Revista Cultura y Ocio
Este libro no estaba, por el momento, en mi lista de pendientes. Se lo regalamos a mi padre en su día porque se lo había recomendado un amigo y con el atasco de lecturas en el que yo andaba metida la verdad es que ni me lo había planteado. Pero, ya veis, cuando un libro quiere que lo leas no te puedes escapar y este debía de tener ganas de pasar rápido por toda la familia para que lo pudiéramos comentar.
El puente del 1 de mayo fuimos a pasarlo al campo y yo no me llevé libros de lectura “por placer” porque tenía que leer lo que yo llamo libros “de estudiar”. Fue un acto de responsabilidad absolutamente absurdo porque la primera noche llegué a la conclusión de que, a la hora de ir a dormir, estos libros no sirven, son necesarios los otros. En fin, que eché mano de mi querida Agatha Christie, una lectura siempre agradable y socorrida y que suele viajar conmigo dentro del libro digital. No me duró más que un par de días y me vi a medio puente, metida en casa porque fuera diluviaba y ¡¡sin libro!! Por suerte, justo entonces mi madre acabó el libro del que hoy hablamos y me dijo que le había encantado.
Tratando de superar una crisis personal, provocada por la muerte de su esposa, Víctor Monteoscuro decide tomarse un año sabático y lo comienza haciendo un viaje a Marruecos en el que, por cosas de la vida, encuentra una botella lacrada, con una carta dentro, que perteneció a un militar español de los muchos que lucharon en la Guerra del Rif. ¿Tal vez una última carta de amor? Víctor no lo sabe pero siente que debe hacerla llegar a su destino, aún sabiendo que la idea es descabellada y casi imposible de llevar a cabo. En su empeño acaba involucrando a familiares y conocidos e incluso, a Claudia Navarro, capitán del ejército destinada en Melilla y que no tenía nada que ver con él hasta entonces.
Desde este momento nosotros, lectores ya más que enganchados a la historia, vamos a conocer no solo las andanzas de Víctor, buscando a la destinataria de la carta, sino también las vivencias de quien la escribió mientras prestaba servicio en Chemorra, una de tantas plazas que cayeron en el Desastre de Annual, en el que murieron miles de soldados españoles.
Debo reconocer que yo cogí el libro con cierta reserva. En general las historias que se relacionan con la guerra no me gustan demasiado, me dan pena, sobre todo porque siempre vienen a demostrarme que las guerras casi nunca son de quienes luchan en ellas pero que, sin embargo, son ellos quienes sufren. En este caso se habla de una de la que yo no sabía demasiado y la verdad es que me ha gustado informarme y conocer más cosas sobre ella.
La historia se narra en primera y tercera persona con continuos saltos en el tiempo (sí, de esos que a mí tanto me gustan, ¿veis como están por todas partes?). Víctor nos cuenta sus peripecias él mismo y eso nos hace sentirnos más cerca de él. La caída de la plaza de Chemorra nos la cuenta el autor, en tercera persona, aunque también consigue que sintamos a unos soldados cansados, sedientos, desmotivados y mal calzados, muy cercanos y que simpaticemos y empaticemos con el capitán Gimeno, con el teniente Martín o con Zagal.
Tanto una parte como la otra nos mantiene en vilo constantemente. Leemos página tras página queriendo saber qué pasa sin soltar el libro (y yo además, buscando en internet datos sobre esta guerra y este desastre en concreto) y lo cierto es que no se hace en absoluto largo o pesado, más bien al contrario, se lee fácilmente y rápido y aunque a mí me han quedado algunas dudas y los diálogos de la historia de Víctor me han resultado algo forzados, la verdad es que me ha gustado, por un temática, un poco diferente y porque me ha hecho pasar un rato agradable y me ha enseñado algo más de historia.
No estaba en la lista de pendientes pero me alegro de haber ido a pasar unos días al campo sin libros porque eso le ha dado la oportunidad de colarse y saltarse a la torera el orden de prioridad de mis lecturas. No sé cuándo le habría tocado, la verdad, pero ahora ya os puedo decir que este es un libro muy recomendable y que os animo a echarle un vistazo.
Un abrazo a todos y nos leemos.