Revista Arte

Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra.

Por Artepoesia
Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra. Cuando lo importante no se ve, no está, cuando tan sólo se vislumbra.
¡Qué mayor cualidad artística que representar sin trazos ni colores lo que el creador manifiesta de modo subliminal, espectacular o sutil, pero que, sin embargo, es el sentido principal de la obra! Porque, ¿cómo componer a veces lo que tan sólo existe en la mente humana?, o, mejor aún, ¿lo que tan sólo existe en la ideación mental de alguno de los personajes representados? Para el Arte es una de las grandes cualidades de su realidad como creación humana. Siempre podremos paradigmáticamente, es decir, eligiendo las posibles cosas que, de existir visibles, puedan ser imaginadas en la realidad, crear nuestra propia imagen de lo que no se ve en el lienzo.
Cuando la dulce y bella Psyque -según nos cuenta la mitología- quiso recuperar el deseo de su amado -Eros-, no dudó en recorrer hasta los infiernos decidida a conseguirlo. Allí, según le dijeron, existiría un cofre donde Afrodita guardaba un poco de su belleza, algo que Psyque anhelara ahora como un poderoso talismán. A pesar de que Perséfone -diosa consorte del dios del Hades por entonces- le previene de que no mire en su interior, aquélla lo abre y lo mira decidida. Acabará dormida en un sueño eterno del que tan sólo su amante la podrá despertar.
¿Qué nos esperaría a nosotros, entonces, afanados observadores de la esencia de lo que pueda visionarse en una obra real?, ¿el delirio, la frustración, la decepción, el rechazo, la conmiseración o el sueño? Porque cada una de estas cosas nos puede causar el conocerlo. ¿Conocer, el qué? Mejor ignorarlo. Mejor dejarlo tan sólo como una cosa imaginada por cada cual. El Arte nos regala este instante de sumisión a lo que no se ve, pero, al mismo tiempo, nos ofrecerá la certeza de que lo que creamos creer que es, eso sea.
(Óleo de John William Waterhouse, Psyque abriendo la caja dorada, 1903, colección privada; Cuadro La Muerte, 1904, del pintor polaco Jacek Malczewski, Polonia; Obra Mar en calma, 1748, del pintor Claude Joseph Vernet, donde el Sol no se ve, pero el pintor muestra magistralmente sus efectos y su posición fuera del lienzo, Museo Thyssen Bornemisza, Madrid; Óleo de Dalí, Afgano invisible con aparición sobre la playa del rostro de García Lorca en forma de frutero con tres higos, 1938, Colección Particular; Cuadro Amanecer con monstruos marinos, 1845, del pintor Turner, Tate Gallery, Londres; Óleo Almiar en un día de lluvia, 1890, donde el genial Van Gogh nos muestra cómo la lluvia tan sólo se puede vislumbrar imaginando sus efectos, Vincent Van Gogh, Holanda; Óleo de Waterhouse, Desaparecido no olvidado, 1873, donde nunca sabremos cómo es la representación de lo pensado por el personaje.)

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