En la entrada anterior, sobre si la multiplicación de los panes y los peces pudo haber violado algunos derechos de propiedad intelectual (amén de hundir en la miseria al honrado pequeño comercio de las costas del mar de Galilea), discutíamos, dentro de los comentarios, sobre otras formas de sacar beneficios de la creación intelectual, que no fuese haciendo pagar directamente al lector-espectador-consumidor, y ponía el ejemplo de las series de televisión, que, salvo en los casos de las producidas directamente para la tele de pago, no son compradas por los espectadores. Eso muestra que hay otras formas de hacer rentable la creación intelectual; que sean más o menos eficaces, habrá que verlo en cada caso..A este ejemplo se le podría poner la pega de que, en la medida en que la creación de la obra no esté financiada por el destinatario final, sino por "patrocinadores", se menoscaba la libertad del creador, quien tendrá un incentivo para hacer la pelota a sus mecenas y no dar rienda suelta a sus auténticas ideas..En fin, para que meditéis sobre ello, nada mejor que un típico ejemplo de creación artística sufragada por patrocinadores que pretenden imponer su propia ideología, de creadores vendidos al poderío económico del patrocinador, y como resultado, obras de calidad menos que ínfima, infestadas de mensajes publicitarios superliminales (ver, sobre todo, el fragmento entre 3:20 y 3:30 minutos)..Definitivamente, ¿qué producción intelectual de calidad podemos esperar de un sistema como el del patrocinio?.
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