Revista Opinión

Cuando los muertos ya no cuentan

Publicado el 10 mayo 2016 por Jamedina @medinaloera

Fosa común. De Javier Leyva Candal. Seguridad Pública.

Hace 30 años, cuando este reportero “cubría” la “fuente” del Gobierno de Jalisco, me gustaba encontrarme, igual que hoy, con mis colegas, para comentar las noticias del día.

Y una noche, en la tradicional cantina “La Fuente” donde departía con mi buen amigo y colega Ángel Fuentes Ambriz (QEPD), quien “cubría” en aquel tiempo para “El Informador” la “fuente policíaca”, le pregunté sobre la noticia del día.

–“La principal noticia de hoy –dijo– es un atropelladito”.

No me extrañó su respuesta. Eran los años 80 del siglo pasado, cuando en Jalisco y en México aún había preocupación oficial por la seguridad de las personas, lo que lamentablemente se ha perdido.

Un “atropelladito” en la zona metropolitana de Guadalajara era noticia hace 30 años y se publicaba en todos los medios con profusión de datos: nombre, edad, sexo y condición social del accidentado; placas, color, marca y modelo del vehículo, conductor, sitio del accidente, etcétera.

A diferencia de aquellos días, ahora ya no aparecen en las noticias ni siquiera los muertos por accidente o por homicidio, menos los “atropelladitos”. Los medios publican cuando mucho un resumen estadístico de los ejecutados durante la semana, y salvo que se trate de algún personaje importante, rara vez ofrecen detalles sobre el crimen.

En otras palabras, se perdió el interés por la vida humana. Aquí como en Guanajuato y en todo México “la vida no vale nada”. La pérdida de un ser humano ya no merece aparecer ni siquiera en la nota roja. ¡Triste realidad!

Para muestras un botón

Por ejemplo, a principios de esta semana, en el barrio donde vivo, los vecinos se alarmaron al escuchar unos balazos y salieron a la calle para ver qué había sucedido. Hubo luego un gran movimiento de patrullas (después de que los maleantes habían escapado, claro está), llegó la Semefo y la gente preguntaba qué había pasado.

Pronto se supo que unos asaltantes habían matado a un muchacho que vivía solo en una casa rentada, todo porque se había resistido a que le robaran su equipo de sonido (era músico rockero) y una motocicleta que le servía para transportarse.

Al día siguiente revisé los periódicos locales para ver más detalles sobre este homicidio, pero no encontré ninguna referencia; tampoco escuché nada al respecto en la televisión ni en la radio. Fue el tendero de la esquina, quien recibe toda la información del vecindario, el único que satisfizo mis ansias de saber.

Seguridad, principal función del Estado

Entendamos de una vez por todas que la seguridad pública es la principal obligación del Estado; si éste no está en condiciones de ofrecer la seguridad que la gente necesita, no se justifica. Los seres humanos vivimos en sociedad para satisfacer nuestras necesidades, entre las que destaca la seguridad, y si las autoridades no pueden garantizarla, pues que renuncien y dejen el campo libre a otros que puedan.

Además, la gente necesita información sobre las cuestiones que más le interesan, como es su seguridad personal y la de sus familias. Si hay cortapisas por parte del gobierno para que los medios no informen sobre cosas tan vitales, más le vale rectificar cuanto antes porque le están causando un grave daño a la nación, y esos mismos políticos irresponsables podrían convertirse en víctimas en cualquier momento, por muy “blindados” que anden.

javiermedinaloera.com

Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 8 de mayo de 2016.


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