Revista En Femenino
Siempre se habla de que Internet es un peligro en manos de un niño, porque la red de redes ofrece la posibilidad a delincuentes, de mantenerse en el anonimato o incluso hacerse pasar por otras personas engañando a niños y no tan niños. O incluso, los casos de otros menores que utilizan la facilidad de comunicación y su rápida propagación de información, para desprestigiar o ridiculizar a otros de manera impune.
Se habla del ciberacoso, de pederastia, del acceso a la pornografía y otros contenidos no aptos para menores, o peligros a los que se exponen los niños cuando comienzan a navegar, sobre todo si divulgan de manera evidente su identidad como menor de edad.
Pero lo que no hablamos es como un adulto puede perjudicar a sus hijos con Internet.
En la actualidad, hay un aumento de los autodiagnósticos, gente que necesita que etiqueten a sus hijos de alguna manera, porque piensan que el problema del comportamiento de sus hijos es sólo de ellos o más bien de algún trastorno que nadie les ha dicho que tienen. Por tanto, se dedican a investigar en Internet sobre síndromes, trastornos relacionados con el comportamiento, buscando síntomas, buscando experiencias de otros padres, buscando que alguien les de una respuesta mágica a un "problema" que realmente no tiene solución, o quizás sí, si el tiempo que le dedicaran a buscar la respuesta, lo dedicaran a hablar con sus hijos, a jugar con ellos, a mostrarles más atención y por supuesto, a intentar corregir ciertos comportamientos o actitudes de manera eficaz.
Hay una proliferación cada vez mayor de padres que etiquetan a sus hijos como TDAH (síndrome de déficit de atención e hiperactividad), o pretenden que lo haga un especialista, y a veces aunque los especialistas les confirmen que no es así, siguen insistiendo en que coinciden con los síntomas de dicho trastorno, simplemente porque sus niños no se sientan como adultos y se quedan calladitos cuando se le dice o porque son incapaces de escucharte, porque están pensando en jugar u otras cosas. Porque son impulsivos, necesitan mucha actividad, no pueden estar parados, yo los etiquetaría mas bien como "niños".
No sólo se busca información sobre trastornos o síndromes, también buscamos (y ahí me incluyo yo) sobre síntomas de enfermedades o problemas de salud de nuestros hijos comunes como, bronquiolitis, laringitis, gases, estreñimiento, tos, mocos y un largo etc. porque queremos soluciones que nos dejen dormir por las noches, o buscamos el medicamento que estamos convencidos que tenemos que darle a nuestro hijo, a pesar de que el pediatra nos haya dicho que no se le debe dar nada. Buscamos la varita mágica en las redes que nos quite de un plumazo todos los quebraderos de cabeza que suponen que nuestros hijos pasen por ellas.
También está muy en boga, las páginas de "remedios naturales" los también llamados "remedios de la abuela". Creemos que porque algo esté hecho de plantas o cualquier otro producto natural, es inócuo para la salud de nuestro hijo y seguro que hace milagros. Sí es verdad, que muchas cosas naturales tienen cantidad de beneficios y cualidades para nuestro organismo, pero no olvidemos que nuestros hijos son seres que aún tienen muy inmaduros la mayoría de sus sistemas, ya sea digestivo, inmunitario y sobre todo respiratorio, y por tanto aún siendo naturales, hay ciertos "remedios naturales", que pueden ser muy beneficiosos en adultos, y no tanto en niños.
Hay otros padres que recurren a la Homeopatía, creyendo que es lo mismo que los remedios naturales, que no hacen tanto daño como los medicamentos, porque son más naturales y muchas páginas intentan convencernos de que no tienen tantas contraindicaciones como los medicamentos y son efectivos y casi inócuos incluso en niños.
Recuerdo que no todas las fuentes de internet son fiables, ya que los intereses económicos están en todos lados.
Puede que sea verdad, pero yo prefiero basarme en la evidencia científica, o más bien prefiero preguntar a un profesional de la salud, en este caso el pediatra, si cierto producto homeopático está indicado para mis hijos.
Dejando un lado la salud e internet, otro peligro al que los padres exponen a sus hijos, es el uso de las redes sociales como un escaparate donde se enseña de manera contínua a los niños.
Da igual cuantas veces nos lo digan las autoridades, da igual cuantas campañas contra la publicación de fotos de niños en internet haya, da igual cuantas noticias salgan sobre la vulneración de los derechos de los niños al publicar sus fotos sin su consentimiento, o como se está incurriendo en un delito de vulneración del derecho a la intimidad, ni todos los casos de uso fraudulento que se hace de estas imágenes en los bajos fondos de Internet. Las redes sociales están llenas de fotos de niños, (yo fuí una de ellas e intento serlo lo menos posible) porque son motivo de orgullo, porque queremos que vean lo fantásticos que son, porque como comenté en otro post, descargamos nuestras frustraciones en ellos y mostrarlos como nuestro trofeo es algo superior a nosotros.
Exponernos a la opinión pública y buscar la aprobación es algo natural de las personas como seres sociales que somos, pero no debería entrar en dicha exposición nuestros hijos, porque en ella no han decidido formar parte y si deciden formar parte, dicha exposición los pone en la palestra de ser objetivo de personas desaprensivas que utilizan internet como su coto privado para cometer delitos deleznables como la pederastia.
Por último, no tan grave como los anteriores pero que no podemos olvidar, es el uso de internet con nuestros hijos, "para que nos dejen en paz". Quién no lo haya hecho nunca que se salte estas líneas porque ya es consciente de todo lo que voy a exponer.
En el momento que ponemos por primera vez en manos de nuestros hijos un móvil con un vídeo de dibujos animados o un vídeojuego, estamos poniéndolos delante de un entretenimiento que en la mayoría de los casos es adictivo y falto de contenido. Podemos pensar, le he puesto un dibujo animado educativo o un videojuego adaptado a su edad. No nos engañemos, si de verdad le ponemos ante la tecnología por razones educativas, y esta exposición es aislada y sin interés egoísta para nosotros, pues "chapó". Pero si por el contrario, dejamos a nuestro hijo el móvil, tablet o cualquier otro aparato electrónico para que nos deje tranquilo, no seleccionamos el contenido adecuado a su edad, y lo dejamos que navegue libremente sin filtros, estamos perjudicando a nuestro hijo de manera como dije antes egoísta.
Si este entretenimiento comienza a sustituir de manera alarmante al juego tradicional, a jugar con amigos, con juguetes, a pintar, a correr, a hacer cualquier deporte. Habremos limitado a nuestro hijo en su capacidad de aprender y desarrollarse en el juego, que es parte muy importante del desarrollo del niño. El entretenimiento digital puede ser un gran aliado del desarrollo integral de nuestro hijo, pero no puede ser un motivo de que desaparezca otro tipo de entretenimiento.
Lo peor de todo es que nuestros hijos se están desarrollando mientras ven a sus padres pasar largas horas pendientes de los móviles, y por tanto comienzan a asumirlo como algo normal, llevando a extremos a algunos adolescentes de adicción a las tecnologías.
Por eso no demos lecciones a nuestros hijos del uso de las tecnologías, concretamente de Internet si nosotros somos los primeros en hacer un mal uso o incluso un abuso. Aprendamos nosotros también a usarlas con responsabilidad y no nos creamos todo lo que se escribe, publica o promociona. A esto de las tecnologías solo hay que echarle un poco de cabeza.
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