Revista Salud y Bienestar

Cuando los pediatras preguntan por las vacunas ¿quién les contesta?

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La Asociación Española de Pediatría (AEP) dispone de una página web en la cual los pediatras hacen preguntas sobre diversos aspectos de las vacunas (daños, errores en su aplicación, “desconfianza” en las mismas). Estas cuestiones son contestadas por el Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

Dicho Comité hace público, como debe de ser, los nombres de sus miembros pero que los especialistas  que contestan las preguntas de los médicos permanecen en el anonimato. En realidad, no se sabe muy bien si los que contestan las preguntas son esos profesionales o sus patrocinadores. Quiero decir que el comité está compuesto por individuos de laboratorio y no me refiero a que estas personas se pasen el día entre tubos de ensayo y pipetas, no.

Lo que quiero escribir es que, por ejemplo, el coordinador del grupo es David Moreno Pérez, entre cuyos conflictos de intereses declarados figura que ha colaborado en actividades docentes subvencionadas por GlaxoSmithKline, Pfizer y Sanofi Pasteur MSD, como investigador en ensayos clínicos de GlaxoSmithKline y como consultor de AstraZeneca.

Al final del documento Recomendaciones de vacunación frente a la gripe 2011-12 podéis leer de qué laboratorios reciben o han recibido dinero los redactores del mismo. Varios de ellos pertenecen al Comité Asesor de Vacunas. Resulta inquietante que quienes hacen recomendaciones y responden las preguntas de los pediatras en materia de vacunas no sean especialistas independientes, que haberlos haylos, sino empleados o ex empleados de los mayores fabricantes de vacunas.

Leyendo las preguntas y respuestas de la página, también causa perplejidad descubrir la cantidad de errores que se comenten cuando se administran las vacunas, como ponerlas caducadas, entre otros. Errar es humano pero también hacerse responsable de los errores.

El intercambio de preguntas no es un sistema de notificación de daños por vacunas pero es llamativo que ese es un apartado nutrido de casos. Me llama la atención que hay pediatras que han adoptado la dialéctica criminalizadora de “antivacunas” para referirse a padres que son críticos con las vacunas y les piden les ponga lo mínimo indispensable. Hasta el punto que quien contesta destaca que esos progenitores “no son antivacunas recalcitrantes”.

Por no extendernos demasiado, pues el asunto da para mucho (ya seguiremos en otra ocasión), destacar una última cuestión. Un médico pregunta si es necesario pedirle a los padres que no vacunan a sus hijos que firmen una renuncia. La respuesta comienza siendo honesta y concluye amenazante, en tono criminalizador:

“Este tema es muy controvertido. Las vacunas, como sabe, no son obligatorias sino recomendadas, por lo que no se puede exigir a los padres que firmen un documento de renuncia a la vacunación. Sí resulta recomendable dejar anotado en la historia clínica del paciente la negativa de los padres a la vacunación, y debe recordar que todos los datos que se reflejan en la historia clínica tienen validez como documentos legales“.


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