Corría el año 30 después de nada me falta. Iba yo por la autopista
hacia algún lado con prisa, un asunto de suma importancia, tanta, que no
recuerdo de qué se trataba. Me fulminó un rayo, un crack atravesando el vacío.
Sonaron el Radio 3 Los Radio Tarifa. Era su primer sencillo, Rumba Argelina.
Alejados de todo, mezclándolo todo: jazz, flamenco, música del magreb y lo que
les pareciera mejor.
Hace poco murió el líder y cantante de este grupo inclasificable.
Y sé que no a todos gusta, pero…
Me enamoré al instante. A fuego vivo. Al llegar a Barcelona, corrí
hacia una tienda de discos como un perro sin amo, con el valor del ciego y la
fuerza del obseso. Puse el CD. Embelesado, empecé a viajar con ellos, pues
cuando empiezas a escuchar el álbum de Rumba Argelina, empiezas en un punto y
acabas en otro, remoto, no esperado, de la línea.
Señoras y señores, desde Madrid, ¡los Radio Tarifa!
Cuando me enamoré de Radio Tarifa