Cuando no esperamos nada, todo es ganancia

Es una frase que ha rondado mi mente últimamente: Cuando no esperamos nada, todo es ganancia. No me refiero a conformarnos o a esperar lo peor de las personas, sino a aprender a ser más prácticos, más realistas. No pretender que los demás reaccionen como nosotros deseamos o incluso como nosotros reaccionaríamos ante las circunstancias…porque seguramente haríamos lo mismo estando en su lugar.

No esperar nada es estar conscientes de que nuestra felicidad no depende de otros, es hacernos responsables de nuestras decisiones (tanto las acertadas como las erróneas). No esperar nada no significa vivir amargados y aislados, sino disfrutar a cada instante lo que la vida nos da: nuestros seres queridos, nuestra profesión u oficio y todo lo que hacemos por que la vida en realidad es muy corta y no vale la pena vivirla haciendo algo que no nos guste, o vivir para cumplir otros sueños que no sean los que el Creador depositó en nosotros desde que solamente éramos pequeñas células.

No esperar nada me ha liberado últimamente de múltiples enojos, rabias, rabietas y todos sus productos derivados. Si algo no se puede, no se puede y punto, esa es la verdad. No podemos esperar de manera ilusoria que vamos a cambiar el comportamiento de alguien más que no seamos nosotros. No pretendamos cambiar la esencia de los demás, porque así son por las circunstancias que han vivido, por que decidieron ser así…al igual que nosotros.

Todo es ganancia…me refiero al agradecimiento sincero que debe surgir de nuestro ser cuando algo bueno venga. Es como encontrar un billete en la bolsa del pantalón, ya se nos había olvidado y no lo esperábamos pero qué bien se siente encontrarlo.

En resumen: lo importante es saber con claridad qué debemos estar haciendo en este momento y hacerlo bien…sin pensar que los demás deberían estar preocupados por cumplir nuestros sueños, porque en la práctica no funciona así.

Dale Carnegie escribió los siguientes fragmentos: ¨Una de las virtudes más descuidadas de nuestra existencia cotidiana es la apreciación¨.

¨Es evidente que lo que nos resulta caro no son las ideas mismas, sino nuestra estima personal, que se ve amenazada…el resultado es que la mayor parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos¨. 

¨J. Pierpont Morgan observó, en uno de sus interludios analíticos, que por lo común la gente tiene dos razones para hacer una cosa: una razón que parece buen y digna, y la otra, la verdadera razón. Cada uno piensa en su razón verdadera¨. 

Entonces cuando no esperamos nada de otros, todo lo que venga en actitudes, palabras y comportamiento positivo para nosotros…es pura ganancia. El resto de cuestiones negativas deben deslizarse cual niño de 4 años en resbaladero gigante – a toda velocidad.

¨Admitir los propios errores, puede ayudar a convencer al otro de la conveniencia de cambiar su conducta¨ – Dale Carnegie.