Gemma Pou, psicóloga y psicoterapeuta de la Unidad de la Familia de la ANNE Fundació, habla sobre una de las dudas que tienen muchos padres en relación a los límites que se deben marcar en la infancia. En ocasiones no se tiene claro cuándo se debe decir sí o no a los niños ante determinadas peticiones o conductas, tampoco saben cuál es el mejor modo de aplicar dichos límites.
La experta explica que cada niño es diferente, carácter, temperamento, grado de necesidad de afecto, edad evolutiva, capacidades, etc., son aspectos que condicionarán el tipo de límite y el modo en el que se deberán aplicar. Gemma Pou argumenta que los límites son importantes porque forman parte del aprendizaje y desarrollo, contribuyen a que los niños crezcan y evolucionen.
Por ejemplo, en el caso de que un niño quiera que sus padres le compren algo y por cuestiones económicas no se puede, no hay que temer decir “no”, los niños deben aprender a convivir con la frustración (habiéndola comprendido) causada por la imposibilidad de conseguir lo que se desea y cuanto antes lo hagan será mejor para ellos, de hecho, este sentimiento acompaña a todos los seres humanos durante toda su existencia.
Los padres deben ser coherentes y trabajar de forma consensuada, sin importar el tipo de familia (familias divorciadas, monoparentales, reestructuradas, etc.), no es recomendable que un progenitor diga sí y el otro no. Los niños necesitan que se les explique qué es lo que pueden o no hacer, en el caso de un “no”, hay que razonarlo y explicarlo, no vale el “porque no” o “porque lo digo yo”, algo habitual en los padres de décadas pasadas. En toda familia se deben definir las reglas y los límites entre el subsistema conyugal y el subsistema parental, dichos límites permiten proteger los dos subsistemas y evitar que un niño intente salirse con la suya siempre que lo desee.
La experta incide en la importancia de los límites, éstos hacen crecer y evolucionar a los niños, advierte que intentarán de forma espontánea buscar los puntos en los que transgredirlos, pero esta conducta es normal y no lo hacen porque sean malos, simplemente forma parte del aprendizaje.
Por ello es importante que los padres demuestren firmeza (hay que tener cuidado con la democratización de la familia) y marcar esos límites, no dejar que se transgredan. Gemma Pou explica que si los padres no son capaces de mostrase como adultos delante del niño, pueden aparecer signos de alarma como trastornos del sueño, bajo rendimiento, trastornos de conducta, etc., estas palabras nos recuerdan al síndrome del niño emperador.
Sin duda, es una interesante explicación que merece la pena tener en cuenta a la hora de educar a los niños.
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Cuándo se debe decir sí o no a los niños
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