Cuando un amigo se va ...

He recibido un mensaje de "kif" en el que me anuncia su despedida del blog. He pensado mucho antes de escribir estas letras, pero me he decidido a hacer un último intento para que reconsidere su postura y siga colaborando en esta publicación. Como él dice, este blog es tan suyo como mío y me resisto a pensar que no volveré a leer sus aportaciones.
Los lectores habituales habrán notado una cierta "subida de tono" en los últimos comentarios cruzados en entradas de días anteriores, pero nada del otro mundo, en mi opinión. Quiero decir que hemos tenido otras discusiones o tensiones mayores y nunca había llegado la cosa al punto de decir "¡me marcho!".
Evidentemente, Kif es libre de estar o de marcharse, de leer o no leer, de comentar o de callar. Lo que ocurre es que para mi, como responsable de esta bitácora, es un lujo tener comentaristas tenaces, de los que cada día aportan su contrapunto, su visión al tema que se trata. Desde el primer día, Kif quiso mantener su anonimato y así lo he respetado. Nosotros somos viejos conocidos, dos personas a las que la vida puso en un momento dado en posiciones enfrentadas, pero no creo que seamos tan diferentes como él piensa.
Kif puede pensar que es un incomprendido, pero le aseguro que lo comprendo más de lo que él piensa. Lo que ocurre es que para que a uno lo comprendan lo primero que tiene que hacer es intentar hacerse comprender, no refugiarse en un victimismo anónimo que no lleva a ningún sitio. Mi entrada de hoy es una mano tendida, una disculpa pública por si algo que he dicho o escrito le haya podido sentar mal, pero también una llamada a la valentía, a que Kif salga de su armario particular.
Nuestros enemigos, los suyos y los míos, no se andan con tantas tonterías. Ellos tienen las cosas muy claras y nos machacan, por lo civil o por lo penal, por la derecha o por la izquierda. Dentro de unos días, el recibo de la luz subirá un mogollón y lo pagaremos siempre los mismos, que andamos despistados discutiendo del sexo de los ángeles mientras ellos desarrollan sus intrigas. Los de siempre, los del enchufe permanente, se rejocijan mientras nosotros nos peleamos por cualquier bobada. No se trata de decidir si nos joden en francés, en inglés o en catalán, se trata de que no nos jodan y en ese intento nos encontraremos siempre en el mismo bando.
En fin Kif, tu mismo. Estás a tiempo de no plegar los bártulos y de no irte a ninguna parte ... piénsalo ... ¿dónde vas a estar mejor que aquí?
Y termino: me dices que tienes recopilado en otro blog todo lo que has escrito aquí y me interesa (lo debes tener muy protegido porque Google no lo encuentra). Mándame el enlace. Por si acaso no volvemos a hablar, te dejo algo que estoy seguro que te gusta: