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Cuando un anuncio vale más que una bandera

Publicado el 15 septiembre 2018 por Trescuatrotres @tres4tres

Tras un período vacacional que considero merecido por uno de los países más hermosos del planeta, Sri Lanka, la actualidad futbolística ha centrado mi atención en los últimos días. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los ingleses, que también inventaron el deporte rey, prefirieron que esta antigua colonia se conformara con el noble juego del cricket. Ni Ronaldos ni Messis, ni camisetas de Madrid o Barça, el fútbol prácticamente no existe en un país cuya selección nacional ronda los últimos puestos del ranking FIFA. Por ello, se acrecentaban mis ganas por entrar de lleno en la Europa Nations League, que estoy seguro hace y hará las delicias de aficionados al fútbol internacional como el que escribe estas líneas. Seguramente por sus niveles al estilo Copa Davis, ahora que precisamente ésta ha mutado merced al ingenio de un futbolista, el polivalente Gerard Piqué.

Sin embargo y pese a que en nuestro país el torneo ha supuesto el inicio, exitoso por cierto, de la era Luis Enrique, el arranque de torneo ha deparado algunas otras noticias de interés. Aunque en la que se basa este artículo se encuentra fuera del ámbito deportivo. Porque quizás no haya trascendido mucho en España pero hay un país que ha vivido momentos cercanos al surrealismo en las últimas semanas. Y sorprende. Sorprende porque la mirada mediterránea que nos caracteriza en el sur de Europa siempre ha otorgado seriedad y buen hacer a todo lo que procede del norte. Como si de Alemania hacia el septentrión existiese otro continente marcado por la honradez, la calma y todo aquello de lo que no nos gusta presumir a españoles, portugueses o italianos. Nada más lejos de la realidad.

Porque en Dinamarca, sí ese país a caballo entre la fiabilidad alemana y la excelencia escandinava, este inicio de curso ha habido lío, y de los gordos. La selección a la que no pudo ganar Francia y que tuvo que ser apeada en penaltys por Croacia del último mundial, se preparaba para una nueva convocatoria cara al flamante torneo continental. Eso sí, en el segundo escalón, pues los lumbreras de UEFA han preferido conceder el honor de jugar con los grandes al feble combinado islandés, a las dos goleadas me remito. Y ahí es donde hizo su aparición el gran caballo de batalla para representantes, clubes, organizaciones y presidentes: los archiconocidos derechos de imagen. Ese filón que transformó al fútbol en mucho más que un deporte cuando el marketing entró en escena. Y en Dinamarca no iban a ser menos. Todavía allí, dichos derechos de los seleccionados pasaban por las manos de la Federación, que evitaba así también posibles conflictos entre marcas. Pocas manos para tanto pastel.

Por ello, los jugadores encabezados por sus dos capitanes, el sevillista Kjaer y el spur Eriksen, se negaron a ir convocados un domingo para el amistoso ante Eslovaquia fechado para un miércoles hasta que se llegara a un acuerdo con la DBU. Ante esta tesitura y con la posibilidad de recibir astronómicas sanciones, el presidente de la federación, Kim Hallberg, intentó reclutar a un combinado entre los primeras y segundas del país. Este llamado no fue bien recibido en ese contexto por la limitación temporal y la solidaridad entre profesionales. De ahí que se llegará a la solución final, formar una selección de amateurs y seis jugadores procedentes del fútbol sala. Un caso sin precedentes que se agravaba con la negativa del preparador Age Hareide a entrenar a un plantel que no había elegido, por lo que tuvo que ser un excampeón de la Eurocopa del 92, John Jensen, quien se hiciera cargo del equipo para el partido.

Ni que decir tiene que el partido, lo menos importante del asunto, fue un auténtico despropósito en juego, con errores por doquier, y provocó la primera derrota de los nórdicos en dos años. Con el debut en la Europa Nations League a cuatro días vista frente a la Gales de Bale la cuestión se suavizó. Quizás por el prestigio de los jugadores, que fueron tremendamente criticados por sus compatriotas en esos días, o por el acercamiento de la federación. El caso es que ambos bandos decidieron firmar una tregua que devolviera a los rojiblancos a la normalidad en un mes marcado por el nuevo torneo. El cambio, provisional como se han encargado de reiterar los futbolistas, no les ha venido nada mal, pues en su debut vencieron por 2-0 con goles de Eriksen a los británicos.

Solventada la papeleta, habrá que estar atentos a lo que depara una negociación cuyo acuerdo expiraba a final de mes, a pesar de que los daneses cuentan con cuatro partidos más en el horizonte para este 2018. Mientras, nos seguirá sorprendiendo cómo el dinero puede más que el sentimiento nacional en este siglo. Cómo un anuncio millonario puede pesar más que representar a tu propio país. Y no se equivoquen, no ha sido en el sur sino en la avanzada Dinamarca.

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