Revista Salud y Bienestar

Cuando volví de las vacaciones todas las desgracias seguían allí…

Por Pedsocial @Pedsocial

Kicking dinosaurMe permito parafrasear el cuento superbreve del escritor guatemalteco Augusto Monterroso “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí“. La evasión que nos permiten los sueños se puede acabar bruscamente con el regreso a la realidad. La existencia de monstruosidades terribles apenas se puede obviar cayendo en un sueño profundo durante el cuál podamos esperar que sólo es un sueño. La elección de un dinosaurio para la imagen se justifica por lo terribles que pueden ser los bichos. Su nombre viene del griego δεινός σαῦρος, deinos sauros, ‘lagarto terrible’, aunque su proliferación en dibujos, juegos y películas los haya hecho de alguna forma simpáticos y populares entre los niños.

Pero el imaginario colectivo ha conservado, en culturas tan diversas como las europea o las asiáticas, la imagen de los dragones como expresión del mal. Los 65 millones de años transcurridos desde la extinción de los dinosaurios hasta la consolidación de las culturas de los últimos 2500 años, no parecen permitir una relación de recuerdo. Aunque quizá, el descubrimiento prehistórico casual de esqueletos de dinosaurios abriese en las mentes de la mente la imagen de bichos horribles y perversos.

El breve sueño, el alejamiento de realidades y noticias, de las vacaciones parece empujar hacia los recesos de la memoria próxima los dragones o los dinosaurios de las guerras como las de Siria, el Congo o la incipiente en Ukraina. O los de la persistencia de hambres y pobreza instalada perpetuamente en el Sahel. De las enfermedades prevenibles y las muertes evitables. De los abusos de los poderosos condenado a la miseria a los más desfavorecidos mientras continúan enriqueciéndose. De la maldad del uso perverso de las redes sociales para maltratar o corromper a menores. O de la persistente y creciente epidemia de la estupidez humana en sus múltiples manifestaciones.

En un par de días celebraremos la ayuda prestada por San Jorge en la lucha con los dragones. En Cataluña lo hacemos con libros, una excelente arma, y rosas, efímeras pero bellas y expresión floral del amor.

Mientras, los brillos y los colores de ésta recién instalada primavera en el hemisferio norte, es posible que nos animen a, una vez más, arremangarnos, tomar fuerzas y darle una patada en el culo al dinosaurio más próximo. A ver si se mueve de una vez.

X. Allué (Editor)

 


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