Revista Ciencia
En estos últimos años leo y escucho hablar sobre lo mucho que ha cambiado El Camino de Santiago de veinte años para acá. Bien, es cierto, algunas cosas han cambiado por necesidad o por deterioro, o por estética. Hay mucho dinero fluyendo por aquí.
Un ejemplo muy visual es la Cruz de Ferro. La antigua fue tirada abajo y destrozada por unos gamberros, la fechoría llegó hasta las más altas instituciones provinciales y se colocó la que hoy día podemos contemplar.Pero, ¿cuánto nos ha hecho cambiar el Camino de Santiago? Esos cientos de miles de turistas que lo recorren cada año están haciendo huella, y bastante, allá por donde pasan. Y voy a poner como ejemplo la ciudad de León, con unas fotos se verá más claro.
En el día de la fecha se reconocen once albergues para peregrinos en la ciudad, y que yo sepa hay al menos licencia para construir otro más. Y Hospederías como la de San Isidro con muchos años a cuestas atendiendo al peregrino.
Hay albergues donde puedes alojarte con tu perro, tu gato, etc. El casco viejo está lleno de ellos, y además florecen los "pisos francos"; se contratan por teléfono, en la puerta del edificio hay un pequeño buzón con teclado, introduces la contraseña y accedes a las llaves para entrar en el apartamento.
No tengo ni idea del número de estos pisos que hay actualmente, pues incluso en el edificio que habito tengo uno de ellos, a pleno funcionamiento; raro es el día que no me encuentro algún pilgrim en el ascensor.
Por supuesto también hay excelentes establecimientos donde tratan al peregrino a cuerpo de rey o poco menos. En la foto el Vía León, de fabula. Hoteles, hostales, pensiones, de todo hay en la ciudad para alojar a los modernos peregrinos.
Incluso la fisonomía de los viejos y entrañables rincones ha cambiado y mucho, en buena parte por causa de los peregrinos.
¿Y la hostelería popular? El famoso Barrio Húmedo no es ajeno al paso de las mesnadas peregrinas, ¡todos los días del año pasan con sus mochilas!
Cuando hace veinte años yo trataba de convencer a los dueños de los establecimientos para que pusieran menús peregrinos me trataban de... jipi, como mínimo. Eso eran chorradas de mochilero.
Pues ahora pasan ustedes por allí y raro es el local que no tiene algún menú peregrino o similar; y algunos están muy bien de precio y calidad. Eso sí: hay que mostrar la credencial para que te sirvan como tal.En fin, ¿qué les parece a ustedes? ¿Cuánto nos ha hecho cambiar si incluso una ciudad como León está siendo profundamente influenciada?Dejen sus comentarios o expongan ejemplos en otros lugares; yo podría haber puesto Astorga o Ponferrada en esta entrada pero es por León por donde camino mayormente.Daniel Paniagua Díez