En julio de 2009, exactamente el
día 21, comencé a escribir en Desde la ciudad sin cines. Por tanto
esta semana se ha cumplido el cuarto aniversario del blog.
Ya he contado que en esto de
comentar libros en internet empecé en un foro dedicado a Roberto Bolaño dos años antes; en junio de 2007, creo. En aquel
foro, tal vez una docena de personas, hablábamos de libros de este autor y de
otros relacionados con él. El foro, que funcionaba dentro de la web del Fnac, fue clausurado sin avisar a
nadie. Cuando la gestión de la obra de Bolaño la tomó Andrew Wylie –el chacal de
los agentes literarios- pidió a la Fnac que cerrase esa página. Creo que esto
ocurrió sobre marzo de 2009.
Me lo pasaba bien escribiendo en
aquel foro, y con su cierre empezó a cobrar fuerza la idea de abrir un blog
literario, centrado en las reseñas. Me lo pensé: temía que fuese a ocupar una
porción demasiado importante del tiempo libre que normalmente dedico a escribir
de forma creativa. Pero cuando acabó ese curso académico (soy profesor, como he
contado muchas veces) la idea empezó a cobrar más fuerza. Y ese 21 de julio por
fin decidí probar. Escribí en Word una reseña sobre El lamento de Portnoy de Philip Roth, y busqué información sobre
cómo se abría un blog.
Primero abrí una cuenta en Wordpress, y cuando me di cuenta de que
casi todos los blogs que leía entonces estaban en blogger, cerré esa cuenta y volví a abrir otro blog en blogger. Durante
meses me costaba a mí mismo encontrar mi blog.
Desde la ciudad sin cines se podía haber llamado también Sonámbulo en la ciudad dormitorio, fue
otro de los nombres que barajé para él.
Escribir las entradas del blog me
lleva unas dos horas/tres a la semana. En realidad no es mucho tiempo.
Reflexionar sobre lo leído hace que la lectura sea más intenta, me hace
aprender más sobre cómo lo hacen otros, lo que es una información valiosa para
el momento en el que yo quiero sentarme a escribir. Así que desde un punto de
vista puramente utilitario el blog funciona para mí en ese sentido.
Aunque lo realmente importante ha
sido la de personas vinculadas al mundo del libro - lectores, escritores,
editores o incluso periodistas culturales- que me ha permito conocer; a algunos
de forma virtual, a través de internet, y a otros en persona. He intercambiado
libros con lectores, autores o editores; me han mandado libros desde Chile, por
ejemplo; o fotos: las de la casa natal de Jorge
Teillier o el árbol carolino del que escribió Haroldo Conti. He hablado por teléfono con lectores gallegos que
organizan lecturas conjuntas de novelas; o he conocido a escritores de los que
ahora soy amigo y con los que puedo quedar a tomar algo y a hablar de libros.
Me ha escrito un seguidor japonés del blog para decirme que leyó mi novela Acantilados
de Howth. Alguien me dijo que se leyó todas las reseñas del blog; a
alguien le descubrí a un autor (igual que más de un comentarista me descubrió a
mí otro).
Así que desde luego para mí la
experiencia de estos cuatro años de blog, de estas dos horas a la semana que
dedico a escribir las reseñas, ha sido muy gratificante.
Con ganas de seguir leyendo
libros y de seguir comentándolos.
Voy a dejar aquí un enlace a la
primera reseña del blog, por si alguien le apetece leerla:
El lamento de Portnoy, por PhilipRoth.