Los principales diarios americanos, fieles a la tradición anglosajona, comienzan a pedir el voto por uno de los candidatos en liza. El Washington post ha dado el primer paso al pedir en su editorial el voto por el Presidente. Tampoco es de extrañar que el semanario The New Yorker haya dado su apoyo al Presidente para la reelección.
Los motivos presentados por ambas publicaciones son los que están impregnando la campaña electoral y van por un doble camino.En primer lugar, los puntos fuertes del Presidente. En el aspecto económico el inquilino de la Casa Blanca heredó un desastre total de la administración Bush y en la conciencia de la gente se ha instalado la idea de que la dejación de funciones de los organismos reguladores, de la que se lucró personalmente el propio Mitt Romney, es la responsable del crac de 2008 donde el GOP tiene una mayor responsabilidad.El Presidente no solo ha frenado la caída de los índices económicos o rescatado GMC, sino que sus políticas han comenzado a dar frutos poco a poco. En septiembre se conocía que el paro se situaba por debajo del 8% y hoy mismo se supo que el crecimiento de Estados Unidos en el tercer trimestre se situó en el 2%. Por lo que se comienza a desmontar la supuesta lentitud en la recuperación económica que el candidato del GOP ha esgrimido durante toda la campaña. Mitt Romney puso en evidencia el punto débil en el debate económico y desinfló la campaña del presidente que, hasta la fecha estaba siendo un paseo triunfal hasta situar a ambos contendientes en tablas. Unas tablas de las que tímidamente comienza a despuntar de nuevo el Presidente ayudado por su victoria -no tan decisiva como la de Romney- en los otros dos debates y apoyado por las moderadamente buenas cifras económicas. En política exterior el Presidente hizo un gran trabajo, tanto en estos cuatro años como en el último debate. Heredó un desaguisado total de la administración Bush en un conflicto, la guerra contra el terror, que ha sido un clamoroso desastre. Ya sea en Iraq o en Afganistán, el presidente ha capitaneado la salida ordenada de ambos conflictos y no ha metido a Estados Unidos en ninguno nuevo, lo que no es poco. Ha conseguido un golpe publicitario de primer orden eliminando a Osama Bin Laden, hecho que es el slogan un tanto populista del vicepresidente Biden: "Osama Bin Laden is death and GMC is alive" para relatar los puntos fuertes de la administración Obama. El candidato republicano, pez total en Asuntos exteriores, planteó con inteligencia el debate al no meter la pata confundiendo países o dirigentes, e intentó reconducir el debate a vertientes más económicas para evidenciar la decadencia de Estados Unidos. Pero en un mundo cada vez más globalizado la multipolaridad es inevitable, cosa que el expresidente Bush quiso negar a cañonazos. Y en este papel multilateral el Presidente Obama ha reconstruido los puentes, no solo con sus aliados atlánticos, sino con el resto de actores globales. Ha querido compartir la responsabilidad en los distintos conflictos exteriores con sus aliados en la zona, caso de la UE en el conflicto libio, manteniéndose en un segundo plano y evitando bajas americanas. Es cierto que ha incumplido uno de sus principales promesas electorales como es el cierre de Guantánamo, pero el candidato republicano no se lo pudo echar en cara cuando él pretende revitalizar ese centro dentro de la política más agresiva de los halcones del partido. En definitiva, durante esta campaña se ha evidenciado que el Presidente no lo ha hecho mal, es más si ha llevado las reformas mucho más despacio de lo que hubiese querido su electorado fue debido a un Congreso abiertamente hostil, en manos del ala radical del GOP (el Tea Party) que, lejos de renovar las bases republicanas, las está alejando del centro político donde se ganan elecciones. El Presidente no solo ha sido una buena opción durante estos cuatros años, sino que es la opción más creíble para otro mandato. El mundo es ligeramente un lugar mejor para vivir tras la recomposición de las relaciones multilaterales rotas por Bush, como para poner en peligro este precario avance ante la promesa de una incertidumbre.Mitt Romney no está mereciendo la confianza de los medios con más repercusión de Estados Unidos porque es una incógnita poco fiable. ¿Quién es Mitt Romney? es una pregunta que no poca gente sigue haciéndose en Estados Unidos. Romney es una incógnita, ya que ha cambiado tantas veces de postura, de forma de pensar según el electorado a quien hable y el Estado en el que esté que no sabríamos a qué atenernos si estuviese sentado en el Despacho Oval. Precisamente por eso, por incertidumbre que plantea Romney en todos los ámbitos de la política y por el buen hacer del Presidente Obama, New England Courant pide el voto para el actual inquilino de la Casa Blanca: El Presidente Barak Obama.