En 1994, Roger Corman -director de cine (de culto) de películas de bajo presupuesto- produjo la primera adaptación -en imagen real- de Los 4 Fantásticos (Oley Sassone). Si no la habéis visto, es porque nunca fue estrenada en las salas de cine, ni en vídeo doméstico. La razón es que la película se hizo simplemente para retener los derechos sobre los personajes de Marvel Cómics. El film, que solo se puede calificar como "cutre" -aunque tenga su gracia- existe únicamente como una copia pirata en Internet. Corman fabricó rápidamente un film desvergonzado, en el que La Cosa (Carl Ciarfialio) parecía un personaje de Las Tortugas Ninja (Steve Barron, 1990). La anécdota viene a cuento porque, según se puede leer en Internet, 20th Century Fox debe producir una película sobre estos superhéroes cada 7 años para retener los derechos de explotación. Recordemos que, la fallida, Los 4 fantásticos y Silver Surfer (Tim Story) fue estrenada por Fox en el año 2007.
No quiero decir con esto, ni mucho menos, que Cuatro fantásticos haya sido estrenada con el único fin de evitar la pérdida de dichos derechos sobre los personajes. Pero está claro que la película tiene graves fallos que por alguna razón no se han solventado. Cuatro fantásticos se ha convertido en un fenómeno debido a las malas críticas que ha recibido: un 3,9 de media en la web IMDB; es la película sobre un personaje Marvel peor considerada; y se ha pegado un batacazo terrible en la taquilla. Vale. Pero ¿realmente es tan mala? Yo creo que no. En todo caso, decir que esta película -cualquier película- es "mala", "terrible" o "una mierda" no lleva a nada. Yo rescataría de Cuatro fantásticos una mirada. La de su director, Josh Trank, quizás. Una mirada, una visión, que probablemente no llegó a cumplirse, por lo que podemos juzgarla solo parcialmente. Pero, p
ara mí, ese intento coloca a esta por encima de Los 4 fantásticos (2005) de Tim Story y de su ya mencionada secuela. Dos films cuyos únicos elementos estimables son una cierta inocencia que podría remitirnos a los cómics de los años sesenta y una adorable Jessica Alba. Uno tiene sus debilidades. Por cierto, para aquellas películas se barajó el nombre de Peyton Reed, director de la reciente -y estupenda- Ant-Man (2015). Solo podemos soñar con lo que podría haber sido aquello. Por cierto, a Chris Evan le ha ido mucho mejor como el Capitán América que de Antorcha Humana.Hay que hablar, además, del famoso conflicto empresarial entre Marvel Studios -productora de, por ejemplo, Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015)- y Fox -responsable de X-Men: Días del futuro pasado (Bryan Singer, 2014)-. Para algunos, Marvel sabotea a Fox -la editorial ha retirado los cómics sobre Los 4 Fantásticos- con el fin hacerse de nuevo con los derechos de los que son sus propios personajes. Algo parecido ha ocurrido con Sony, que ha acabado devolviendo a Spiderman, tras 5 películas, a Marvel. Por último, hay que decir que el director de Cuatro Fantásticos, Josh Trank, no ha salido bien parado de un rodaje en el que se le calificó de ser -supuestamente- problemático. Dicho conflicto ocasionó además su despido del proyecto de una nueva película de Star Wars -Rogue One- una franquicia, recordemos, propiedad de Disney, igual que Marvel. ¿Deben todos estos elementos modificar nuestra opinión sobre una película? No. Pero en este caso pueden arrojar luz sobre lo que falla en el film.
Cuatro Fantásticos de Josh Trank tiene un inicio prometedor. Casi genial. Nos muestra la infancia de los protagonistas -Reed Richards (Miles Teller) y Ben Grimm (Jamie Bell)- cambiando así la versión clásica de los personajes -en los tebeos se conocen en la universidad- para introducirlos de una manera más efectiva, sobre todo emocionalmente. Este prólogo tiene un tono "Amblin" verdaderamente estupendo. Y este primer cambio demuestra esa visión que he mencionado antes, sobre los personajes. Una intención -valiente- de modificar elementos de la historia clásica, pero manteniendo la esencia de los mismos. Los guionistas -Slater, Kinberg y el propio Trank- se permiten reinventar sin traicionar. Ahí está el espíritu explorador de Reed; la lealtad de Ben; y el ímpetu de Johnny Storm (Michael B. Jordan) uno de los personajes que más cambia con respecto a su contrapartida en el papel. Poco importa que Reed Richards no tenga en la película 10 o 15 años más que Sue (Kate Mara) como ocurre en los cómics. Los escritores trasladan -acertadamente- esa figura paternal a un personaje -prácticamente- de nuevo cuño, Franklin Storm (Reg E. Cathey), que cumple con el papel de una forma mucho más natural y coherente. Porque lo que se mantiene intacto del cómic a la película es que estos personajes forman una familia.
Ahora bien, hay que decir que Trank había conseguido respetar a los personajes y, al mismo tiempo, llevárselos a su terreno. Cuatro fantásticos tiene ecos de la prometedora Chronicle (2012) -escrita por Max Landis, otro elemento de la polémica del fracaso de esta película- recuperando de aquella temas como la angustia adolescente y la percepción de los superpoderes como una maldición: temas, por otro lado, puramente marvelianos. Chronicle es una -recomendable- película de superhéroes en clave de found footage en la que parecemos asistir al reverso del Peter Parker que se convierte en Spiderman: Andrew (Dane DeHaan), en lugar de transformarse en héroe, acaba siendo un supervillano que recuerda al Tetsuo de Akira (Katsuhiro Otomo, 1988). Curiosamente, Dane DeHaan sería luego el Duende Verde en otra cinta fallida: The Amazing Spiderman 2: El poder de Electro (Marc Web, 2014). En Cuatro Fantásticos, el mismo rol de antagonista que podría haber sido héroe, recae en Victor Von Doom (Toby Kebbel), un tiránico dictador europeo en el cómic, aquí un resentido joven que ama en secreto a Sue.
Todas estas decisiones creativas son, en principio, tremendamente acertadas. Pero hay una más: la sorprendente contención de la historia que nos cuentan en los dos primeros actos de la película. Los primeros 60 minutos del film se centran en los personajes y en un relato de ciencia ficción sobria, alejada del tono alegre y colorido de una película de superhéroes cósmicos. Casi todo ocurre dentro de los laboratorios del edificio Baxter. Esta primera parte de la película contiene secuencias notables como el ya mencionado prólogo sobre la infancia de los personajes, o el estupendo tratamiento de película de terror utilizado cuando los protagonistas descubren sus superpoderes. El problema de Cuatro fantásticos comienza, precisamente, después, cuando irrumpe "lo maravilloso".
El guionista Stan Lee y el dibujante Jack Kirby forman una de las parejas artísticas más importantes de la cultura popular. Y su obra cumbre es, sin duda, Los Cuatro Fantásticos, creados en 1961. Se trata de una obra maestra del cómic de superhéroes, de aventuras, de ciencia ficción, que durante más de 100 entregas proponía conceptos originales en casi cada número, en lo que parecía una fuente inagotable de imaginación desbordada. Lee y Kirby crearon mundos maravillosos, civilizaciones extraterrestres y personajes originales de todo tipo. Si tenemos esto en cuenta, la dimensión a la que acceden los protagonistas en la película resulta decepcionante, porque se trata de un simple paisaje rocoso incapaz de estimular nuestra fantasía. Hay en este film una alarmante pobreza de medios que se hace evidente en la mala calidad de los efectos especiales. El tercer acto de Cuatro fantásticos es apresurado y mecánico, tanto en la solución del desarrollo de los personajes, como en la batalla contra el enemigo que debería ser el clímax -espectacular- en una película de este tipo. Algo ha fallado en este film -elegid alguno de los problemas esgrimidos arriba- que ha provocado un evidente desequilibrio entre un inicio emocionante y un final abrupto, decepcionante. El diálogo final, en el que los protagonistas eligen el nombre de guerra del cuarteto, es especialmente pobre. Creo que es ese mal sabor de boca final el que ha ocasionado sin duda que la película sea el blanco de los odios de espectadores y críticos.