Necesitados pero animosos. Emprendieron su marcha dejando atrás los rigores de su tierra yerma, confiados en el encuentro de un futuro mejor.
Las dificultados del camino doblegaron al primero: demasiadas penalidades a cambio de, tan solo, una vaga promesa. Se quedó guarecido en la primera cueva que encontraron. " Con la protección de su sombra ya es suficiente".
El segundó desistió a los pocos días al encontrar un árbol que crecía en mitad de un páramo. "Sus frutos son todo lo que necesito". Desistió.
El tercero encontró refugio en la granja de una colona. "Aunque sus modales me disgustan, me dará hijos y los amamantará. No pido más a la vida".
El cuarto continuó, enfrentando jornadas de incertidumbre, desaliento y cansancio. Aferrándose, a veces a cada paso, a la idea de que la vida consistía en algo más.