Revista Salud y Bienestar
El Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) ha presentado por primera vez los resultados que se obtienen de dar tratamiento a españolas sanas para prevenir el cáncer de mama. El estudio MAP. 3, con participación de Estados Unidos, Francia y Canadá, ha sido pionero en analizar los beneficios de la quimioprevención con inhibidores de la aromatasa, basada en el uso de fármacos para reducir el riesgo de sufrir este tumor en mujeres de alto riesgo. En esta investigación internacional, publicada recientemente en The New England Journal of Medicine, han participado 4.560 mujeres, de las que 432 eran españolas y un total de 39 hospitales de nuestro país, entre los que están el Hospital Ciudad de Jaén, el Hospital Virgen del Rocío, el Hospital Virgen Victoria y el Hospital Virgen de las Nieves. El objetivo del ensayo, que se puso en marcha en el año 2004, era evitar la aparición de este tumor a través del tratamiento con un inhibidor de la aromatasa (exemestano) en mujeres sanas con alto riesgo de padecerlo. Los resultados muestran una reducción del 65% en la aparición de la enfermedad.
El estudio ha sido objeto de análisis en la 4ª Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama (RAGMA) de GEICAM, celebrada recientemente en Madrid y a la que han asistido 300 expertos de toda España. Tal y como señala el doctor José Enrique Alés, coordinador principal del estudio en España, “se trata del primer gran estudio de quimioprevención que se lleva a cabo también en nuestro país. Gracias a las españolas que se han prestado a participar, GEICAM ha podido contribuir de forma importante a una investigación que puede ayudar a disminuir significativamente la incidencia de este tumor. De hecho, con estos resultados, que han sido similares entre las mujeres norteamericanas y europeas, podemos estimar que en nuestro país se podrían evitar cerca de 5.000 nuevos casos de cáncer de mama al año”.
Por su parte, la doctora Amparo Ruiz, del Instituto Valenciano de Oncología, centro en España que mayor número de mujeres ha reclutado, y una de las autoras del estudio, insiste en que “la labor de los profesionales para proponer a las mujeres participar en este tipo de estudios no sólo debe limitarse a la consulta, sino ampliarse fuera de ella a través de charlas divulgativas, ya que hay muchas mujeres muy concienciadas que desde las asociaciones de pacientes con cáncer de mama o desde otras organizaciones de mujeres pueden ayudarnos a trasmitir información sobre la importancia de la prevención. En este sentido, nosotros nos hemos apoyado en ellas para poder incluir mujeres en el estudio. Asimismo, ha sido muy valiosa la ayuda de nuestra unidad de ensayos clínicos”.
-Menos tumores y menos agresivos
En el estudio han participado un total de 4.560 mujeres, contando con las reclutadas en Estados Unidos, Canadá y Francia, los tres países en los que junto con España se ha llevado a cabo el estudio. De las 423 españolas, con una edad media de 60 años, sólo hubo 11 casos de las tratadas con exemestano (frente a las 32 en el grupo que recibió placebo) que acabaron desarrollando la enfermedad. “Hay que subrayar”, matiza el doctor Alés, “que las mayoría de estos casos se detectaron en estadio precoz, ya que son mujeres a las que se les hacía una mamografía anual. Asimismo, es probable, aunque aún tenemos que analizar los datos con más profundidad, que el tratamiento con exemestano impida también la aparición de tumores más agresivos”.
-Mujeres candidatas
Para participar en el estudio, se ha considerado a aquellas mujeres postmenopáusicas, que según el Test de Gail, alcanzaban una puntuación mayor de 1.7, que significa una probabilidad de 1.7% de desarrollar un cáncer de mama en los siguientes cinco años. La edad de la mujer, la edad de la primera regla, la edad a la que tuvo el primer hijo, el número de biopsias de mama a las que se ha sometido y tener antecedentes familiares de primer grado (madre, hermana o hija) con cáncer de mama son los factores a partir de los cuales se calcula el índice de Gail. “La realidad es que estos resultados indican que los beneficios logrados con una disminución del 65% en la tasa anual de incidencia, se podrían aplicar a una población muy amplia de mujeres postmenopáusicas”, comenta el doctor Alés.
Eran también candidatas aquellas a las que se le ha detectado un carcinoma intraductal de mama (en etapa inicial), no invasivo y que se hayan operado (mastectomía) sólo de una mama. “Sabemos que estas mujeres tienen un riesgo de un 6-7% de desarrollar el cáncer en la otra mama en los siguientes cinco años”, concluye el doctor Alés.
-Papel de los inhibidores de la aromatasa
Hasta ahora el tratamiento farmacológico para prevenir el cáncer de mama en mujeres de alto riesgo consistía en administrar tamoxifeno y raloxifeno, aprobados con esta indicación por la Food and Drug Administration (FDA). El tamoxifeno actúa inhibiendo los efectos de los estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Los estrógenos se unen a las células de ciertos tejidos, como la mama, e influyen en el crecimiento y replicación de las células.
Además de la eficacia demostrada por exemestano en la prevención del cáncer de mama, los datos de seguridad han sido excelentes. “Todo apunta a que este inhibidor de la aromatasa produce menos osteoporosis que otros inhibidores. De hecho, en el estudio no se ha observado ninguna diferencia entre las tratadas con exemestano y las que recibieron placebo. Evidentemente como todo medicamento tiene efectos secundarios, y el más frecuente son los dolores articulares y musculares, que se dieron en aproximadamente un 30% de las mujeres. Podemos afirmar que el medicamento es tan útil y seguro que se puede recomendar a un número muy amplio de mujeres”, asegura el doctor Alés.
-Reclutamiento en ensayos de quimioprevención
Los autores del estudio comentan la dificultad que supone reclutar mujeres para llevar a cabo este tipo de estudios. El doctor Alés explica que ha sido toda una experiencia de aprendizaje. “Los profesionales -añade- hemos tenido que hacer una importante labor de educación sobre la prevención y quimioprevención del cáncer de mama. Indudablemente ha sido difícil, pero hemos aprendido mucho y hemos sentado las bases de una nueva herramienta en el control de este tumor. Es una línea de investigación abierta en la que aún queda mucho por hacer”.
Por su parte, la doctora Ruiz aclara que para este estudio se buscó una estrategia para facilitar el reclutamiento. “Organizamos reuniones informativas sobre prevención del cáncer de mama en diferentes asociaciones de mujeres. En estos encuentros hacíamos especial hincapié en las campañas de cribado para reducir la incidencia de este tumor, pero explicábamos el beneficio que supondría la prevención primaria para evitar que el cáncer de mama se desarrollara. En este contexto, presentábamos el estudio Excell y su objetivo. Conseguimos así fomentar la colaboración entre las mujeres y los investigadores. En cualquier caso, el mensaje que debe llegar es que aunque la detección precoz es la mejor garantía de aumentar la supervivencia, hoy en día podemos ir más allá identificando a mujeres con un riesgo elevado para evitar la aparición del tumor. Sin duda, las asociaciones de mujeres en general y de afectadas en particular son fundamentales para sensibilizar y transmitir esta información a la población”, concluye.
En este sentido, Ana Valderas, de la Federación Española de Mujeres con Cáncer de Mama (FECMA), comenta que actualmente los médicos en general sí que quieren compartir información y comunicarse con los pacientes. “Hoy las mujeres, afectadas y no afectadas, disponemos de mucha información. Se ha experimentado un enorme cambio en el conocimiento que tenemos de la enfermedad. De hecho ahora sabemos lo que va ocurriendo en la investigación, conocemos los datos de los estudios clínicos. Asimismo, el papel que tenemos las asociaciones de pacientes es clave para transmitir a la población la importancia de la prevención. Antes era tabú hablar de cáncer y, gracias a la labor que realizamos las afectadas, se ha conseguido desmitificar esta palabra. Lo que es muy importante es que nos llegue la información con rigor, que sepamos en qué consiste un ensayo clínico, y que se nos anime a participar y este papel corresponde a los profesionales sanitarios. Desde FECMA siempre hemos apoyado la investigación, ya que somos conscientes de que es la única forma de avanzar en el control y tratamiento de la enfermedad”.
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