Por Liober Rodríguez. Como todo joven necesitado de no olvidar su historia, anduve por el camino de esta, indagando y deleitándome. Conocí al Capitán descalzo, en su propia casa en las afueras de Manzanillo, en un lugar llamado San Antonio. Con casi 82 años Hipólito Torres Guerra (Polo -como lo nombró el Che en 1957- ) es uno de los hombres que más lomas ha subido en Cuba. Y no solamente eso, sino la manera en que los ha hecho: siempre sin zapatos.
Este hombre, de esos que el Che a mil leguas lo reconocería por su humildad, tiene su historia junto al él. En la mañana del 19 de febrero de 2015 nos contaba sus travesías por las lomas de la Sierra Maestra. Nos contaba cómo fue su llegada a la Mesa, sitio donde el Che agrupo su comandancia. Además no solo de estar allí, a su lado, sino el espíritu de trabajo y dedicación con el cual nos dejó un consejo que nunca lo podre olvidar - la juventud debe conocer la historia...-
La Mesa, bautizada por él, después de un viaje "loco" que hizo y fue a parar a Ocujal del Turquino y de ahí subió por los montes, porque quería tener su propia finca. Pero no estuvo solo, Juana su actual esposa, le siguió los pasos.
Transcurrido 35 días del combate El Uvero (29 de mayo de 1957) y al Che se le encomendó la misión, junto a otros cinco hombres, de cuidar los heridos de esa acción. Se encontró con Vilo Acuña y El Mexicano y ellos lo llevan hasta el Che, quien estaba en el Arroyo de La Muerte con cerca de 30 hombres pues se habían incorporado varios compañeros, donde le ofrece su casa. Su casa le sirvió para que se restablecieran los heridos del combate de Mar Verde. Y hasta el propio Che se repuso allí cuando recibió un balazo en su pie izquierdo en las cercanías de Altos de Conrado.
Fue un día de historia, que nunca podré olvidar, pronto subiré a la Mesa, en plena Sierra maestra, por esos caminos que el Che anduvo al lado de Polo el capitán descalzo. Así recuperaremos junto a estudiantes y profesores la misión de recuperar lo que el tiempo desgasta...