Una pequeña flota de naves espaciales desarrolladas con capital privado, se pondrá en órbita en los próximos años, suponiendo que los actuales niveles de financiación pública y privada puedan ser sostenidos. Si esto ocurre, marcará un nuevo capítulo en la exploración espacial y la investigación, y que la NASA confíe más en empresas privadas para desarrollar la tecnología necesaria para poner vehículos tripulados o no no tripulados en el espacio.
Informes sobre la marcha de varias empresas del ámbito privado, que se dieron a conocer durante la conferencia de 2010 del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica de Espacio, en Anaheim, California, revelan nuevos detalles de diseño de naves espaciales, así como los resultados de sus pruebas y horarios de vuelo.
Para desarrollar una nueva nave espacial, estas empresas han recibido ayudas financieras de la NASA para llevar a cabo diversos hitos en el llamado Servicio Comercial de Transporte Orbital y programas de desarrollo de tripulación, que se orientan hacia la obtención de proveedores comerciales , y eventualmente transportar tripulaciones a la Estación Espacial Internacional. Pero como el suministro de la ISS es un mercado limitado, y sujeta a los caprichos de financiación del Congreso, los fabricantes esperan atraer ingresos adicionales mediante la apertura de nuevos mercados para sus vehículos.
Un paso más allá en el desarrollo de una nave espacial viable es SpaceX, con sede en Hawthorne, California, y fundada por el millonario empresario de Internet y energía Elon Musk. SpaceX está desarrollando un vehículo espacial reutilizable, llamada Dragon, y un cohete, el Falcón 9. Este cohete ya tuvo un vuelo de prueba con éxito en junio (artículo al respecto), entrando en órbita a 250 kilómetros. La nave espacial Dragón, que se asemeja a la cápsula Apolo, completó satisfactoriamente hace tres semanas una prueba de caída utilizando con éxito su paracaídas.
Se espera que las pruebas orbitales de la nave comiencen a finales de este año, antes de su primera misión de reabastecimiento a la ISS en 2011. Aunque el Dragón inicialmente sólo transporta carga, se está diseñando su posible utilización con humanos, que exigen modificaciones mínimas antes de que pueda ser utilizada por una tripulación. Más allá de las misiones a la ISS, SpaceX planea volar reformado la nave Dragon, dentro del marco de su programa DragonLab, ofreciendo a científicos o ingenieros, la posibilidad de trabajar en experimentos que requieran espacios de gravedad cero o el vacío del espacio.
No muy lejos de su base en Virginia, Orbital Sciences, se centra en la construcción de un vehículo de carga. A diferencia de SpaceX, que se enorgullece del diseño y la construcción de muchos componentes de sus vehículos, incluyendo los motores del Falcon 9 y el escudo térmico del Dragon, Orbital utiliza componentes disponibles para minimizar el riesgo de desarrollo.
Por ejemplo, el módulo de carga presurizado de las naves espaciales de la empresa Cygnus está siendo suministrado por la empresa francesa Thales Alenia, que también construye compartimentos a presión para la nave de carga espacial de la Agencia Espacial Europea, el ATV. Orbital Sciences también está construyendo un nuevo cohete nuevo, el Taurus II, de nuevo utilizando muchos componentes disponibles en el mercado. La primera etapa del Taurus II está equipado con motores modificados construidos en Rusia para el malogrado programa lunar tripulado de la antigua República Soviética.
El plan es que tanto la Taurus II como Cygnus tengan sus primeros lanzamientos en 2011, y su primera misión sea la de reabastecimiento de la ISS en 2012. Orbital cree que el diseño modular de Cygnus le permitirá adaptar la nave espacial para un número mayor de usos, incluyendo experimentos orbitales en su compartimiento presurizado, o el uso de la propulsión y el módulo de navegación como parte de un satélite.
Sierra Nevada Corporation en Sparks, Nevada, está desarrollando una nave espacial llamada Dream Chaser que incorpora dos motores híbridos similares a los que la compañía está suministrando a Virgin Galactic para su nave SpaceShipTwo. La estructura básica del Dream Chaser se ha construido ya y se planea comenzar sus vuelos orbitales en 2014. El vicepresidente ejecutivo de Sierra Nevada, Mark Sirangelo, dice que la compañía confía en que el Dream Chaser pueda utilizarse en el mantenimiento y reparación de satélites.
El gigante aeroespacial Boeing, con sede en Chicago, pretende crear el CCT-100, una cápsula espacial diseñada para volar en un Falcon 9, Atlas V, o el cohete Delta IV. Cuenta con un nuevo tipo de sistema de lanzamiento de escape que utiliza motores de cohetes montados debajo de la nave, que pueden ser utilizados en caso de emergencia. Naves espaciales similares suelen utilizar una torre de escape conectado a la cápsula para tirar de él en caso de emergencia. Estas torres de emergencia deben ser desechadas una vez que la nave está en marcha. De este modo, el sistema de empuje no tiene que eliminarse, por lo que podría ser reutilizado, reduciendo los costos. Los vuelos de prueba deben comenzar en 2013 y Boeing afirma que el CCT-100 podría estar operativo en 2015. En su planta de exposiciones, Boeing está mostrando un modelo ambicioso de una estación espacial privada compuesta de módulos inflables (construida por Bigelow Aeroespacial) que podrían ser utilizada por la CCT-100.
Por último, Blue Origin, compañía de Kent fundada por Jeff Bezos, CEO de Amazon.com, comenzó en 2006 a probar un diseño de nave espacial suborbital, llamado New Shepard, como precursor de un vehículo orbital, actualmente conocido como Blue Origin Space. Parte del hardware de este nuevo vehículo ha sido construido, incluyendo el sistema de escape, con un diseños similar al CCT de Boeing-100.
Autor: Stephen Cass.
Enlace original: Counting down to commercial space launches.