Revista En Femenino

Cuento de Navidad

Por Mamaquesabe @mamaqsabe

Dicen que cuando la realidad acecha con su cara más seria, es cuando los niños y adultos necesitan más cuentos que les ayuden a seguir soñando. Por eso, schssss… te soñaré un cuento…

El valor de lo pequeño

Dicen que cada niño que nace tiene un único y exclusivo color: amarisa, verosa, soljo, naramillo, azude… Solo ellos saben el nombre de su color, y por más que los adultos hayamos querido adivinarlo, nadie ha sido capaz de conocer el exclusivo color de los niños. Es el secreto con el que todos nacemos y que nadie desvela. Entre otras cosas porque a medida que crecemos nos hacemos a pedacitos de muchos colores de otros…, y aprendemos a descubrir nuestro propio color mientras observamos los colores del resto. 

La Navidad es tiempo de recuerdos, donde los adultos contamos con detalle los colores adoptados en el roce cariñoso con quien nos dejó su huella, por eso hay quien añora a las personas que dejaron su marca de color. Sin embargo los niños disfrutan de esta época con festejo por su propio color y por el deseo de tener más colores, como el de los adultos. Saben que cuantos más colores posean más completa será su vida. Desean los colores de su familia, los de sus amigos, los de sus maestros, los de los desconocidos a los que adoran…

Así, la Navidad se convierte en un tiempo de colores, regalo de los niños a los adultos. Dicen que aquellos adultos que aceptan vivir el regalo de cada color con alegría, vuelven a ser niños, aún con el recuerdo de quien ya no puede pintar más… porque la fortuna de haber sido coloreado por otro, ya nunca los abandonará.

Por eso, recuerda que cada color que forma parte de ti es un pedacito de la vida de otros… recuerda que cuantos más colores tengas más alegre deberás vivir cada día. Recuerda que la Navidad no te pide añorar, te pide celebrar el arcoíris con que otros te regalaron un pedacito de su vida.

Dicen… que mereces ser feliz cada de tu vida, y que en Navidad debemos aceptar el regalo de vivirla de nuevo como el niño que fuimos, y con la ilusión de quien sabe que tiene un exclusivo color que podrá dejar huella en otros


Cuento de Navidad
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