Había una vez un caballo que galopaba veloz por el camino. Parecía que el jinete tenía que ir a algún lugar importante.
Desde abajo otro hombre le preguntó —¿A dónde vas?.
—¡No lo sé! ¡Pregúntale al caballo!
—
Este pequeño cuento clásico de China tiene muchos significados y ha sido estudiado por siglos. Me pidió ser traducido porque estos tiempos son para muchos de nosotros como montar en un caballo que solo avanza a donde quiere ir.
A veces este caballo llamado vida avanza sin parar, pasando por piedras y barrancos. Otras ocasiones el caballo se detiene a descansar, comer y beber agua.
Pero no importa hacia dónde vaya, el jinete no se baja. No cuestiona ni juzga, y tampoco detiene a su corcel. Solo se deja llevar confiando en que el caballo llegará a donde necesitan estar los dos. En silencio, con confianza y sin perder el sentido del humor.
Caballo y jinete no son dos, son una sola cosa. Uno no domina al otro, sino que avanzan en sincronía. Se entienden, se comunican y van juntos un paso a la vez.
Si lees diario este cuento quizá puedas avanzar junto con tu caballo para llegar juntos a donde sea.