Últimamente nos preguntan en Twitter sobre cuidados del hakama. Aunque existen varios recursos en Internet sobre cómo lavar el hakama (¡y cómo plancharla!), voy a contaros cómo lo hago yo y cómo lo hacen otros budokas.
Como sabéis existen dos tipos de tejido del hakama, algodón (de varias calidades) y poliéster, de varias gamas también. Las hakamas de iaido y aikido suelen ser de mezcla de algodón o de tejidos sintéticos para favorecer el planchado, porque AY EL PLANCHADO. En ocasiones habréis leído “hakama algodón 100% #8000″: esta cifra se refiere a la densidad de la tela. Un hakama #8000 será de tejido intermedio, y uno #12000 mucho más denso y de más peso. Sin embargo, más peso también requiere algo más de experiencia moviéndose con hakama: no es para principiantes, aunque una vez aprendes a moverte con la de algodón aporta una sensación mayor de estabilidad y firmeza.
Hablando en concreto de hakamas de kendo, los tejidos más densos se tiñen en índigo, tinte natural que en japonés se conoce como aizome. Y el índigo destiñe. Destiñe mucho. Recuerda cómo desteñía al principio tu bogu, que también se colorea en índigo. El aizome también le da al kendo su particular olor. Hay más información sobre el proceso en el blog de Budoexport.
Un hakama de kendo de algodón índigo (o un hakama de aikido negro) donde mejor se lava es en la tintorería, esto es así. Antes de un examen le darán un buen repaso y la plancharán como es debido, y te preocuparás de una cosa menos… siempre y cuando hayan visto antes un hakama, porque no serías el primero al que le hacen ocho tablas en vez de siete. Cada dojo conoce una de confianza, aunque basta con explicarlo antes.
Cuando la tintorería no sea una opción, es imprescindible lavar en frío: suele recomendarse un lavado previo a mano, en barreño, antes de usarla. Hay quien añade soluciones de vinagre (una taza por cada cinco litros) para fijar el tinte y que suelte lo menos posible. También hay budokas que siempre lavan así su hakama. El tiempo de remojo oscila entre varios cambios de agua cada 30 minutos durante un par de horas hasta seis horas. Yo no he pasado nunca de una. En todo caso hay que remojarla plegada y doblada, sin abrir. Una vez se retira el agua (con muchísimo cuidado: recuerda que el índigo destiñe) se tiende al aire pero cuidando que no le dé la luz solar directa: puede que por un rato no pase nada, pero tanto los tintes naturales como los sintéticos se acaban perdiendo por exceso de sol. Para que no pierda la forma, se mantiene el doblado del hakama con varias pinzas.
Entonces ¿no se puede lavar un hakama de algodón en lavadora? La respuesta es sí PERO. Si tienes una lavadora moderna, con ciclos fríos para tejidos delicados sin centrifugar, adelante. Si no te fías de tu lavadora o no la entiendes, mejor que no. En el primer caso ahorrarás tiempo y tan sólo tienes que hacerte con una bolsa de ropa interior para lavadora donde meter el hakama plegado: si la bolsa es más grande que tu hakama, ajústala con pinzas de tender. Y por supuesto, siempre sola. El índigo (adivinad) destiñe, pero también algunos tintes sintéticos en un primer lavado. Y nunca usar detergente.
Esto es un yukata de Minna No Kimono, pero para que os hagáis la idea
Los hakama de tejidos sintéticos son más fáciles de mantener, pero cuidarlos hará que duren muchos años. La mayor diferencia (aparte del precio) es que no destiñen, y además se pueden planchar en casa con un poco de maña. Se aconseja no usar nunca secadora: yo ni siquiera tengo, de modo que no puedo decir si es o no es recomendable. Mis dos hakamas de tetron (una especie de poliéster inventado en Japón) van a la lavadora con un programa de 30-40º, con detergente suave y en compañía de mis prendas de algodón. No las lavo cada semana como el keikogi, y para ser honesta no siempre las plancho tabla por tabla sino a vapor una vez dobladas y anudadas, pero no se lo digáis a nadie.
Tengo otras dos hakamas para iaido: la que uso a diario es un hakama de aikido de Decathlon con el hera hecho con una lima de pies (cortándole la piedra pómez y lijando los bordes: tres años como una rosa). Es una mezcla de 65% poliéster con apariencia de algodón, dura, resistente a los kata de suelo y a casi cualquier lavado. Mi keikogi y hakama de Mitsuboshi (los de los domingos) son de la misma mezcla pero mucho más ligeros. No suelo lavar ningún hakama de iaido más que una vez al mes, salvo accidentes. Y en el caso del dogi de bonito les doy un lavado en bolsa, similar al de un hakama de algodón, para proteger el bordado, con detergente suave. Y en todos los casos procuro protegerlas de la luz directa.
Hay una buena razón para cuidar nuestro dogi, y es que el kendo (y el iaido, y el aikido) es caro. Sí, también están esas cosas del respeto y la etiqueta y la tradición y… qué demonios, no voy a negar que cuido todavía de mi primer shinai (con el que ya no entreno) y de mi primer kendogi y hakama, con los que entreno siempre, como si fueran de oro. Llevan conmigo muchos años de kendo y espero que me acompañen muchos más.